Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), analizan el tiempo de residencia como factor de integración de los inmigrantes marroquíes en la Comunidad de Madrid y verifican que a mayor tiempo de residencia, menor necesidad y deseo de integración, especialmente en lo referente al aprendizaje del idioma y al mantenimiento de relaciones sociales con los nacionales del país de residencia. Incluso se manifiesta un mayor deseo de conservar y practicar su religión.
En líneas generales, este trabajo apunta a que la población inmigrante marroquí de la Comunidad de Madrid, posee una forma distinta de conceptualizar las creencias y los valores diferentes a la de los madrileños. El equipo de trabajo liderado por Octavio Uña, director del Departamento de Ciencias Sociales de la URJC, llevó a cabo esta investigación, a través de 525 entrevistas a personas de nacionalidad y origen marroquí residentes en la Comunidad de Madrid. La cantidad de datos adquirida es ingente y revela varios aspectos relativos a la realidad sobre la integración de estas personas en la Comunidad. Entre los principales resultados, se elimina la idea preconcebida de que al aumentar el tiempo de residencia aumenta el grado de integración. A pesar de que, a la vez que pasa más tiempo de estancia, reconocen que sentirse más integrados, este estudio apunta que se tiende más hacia el individualismo, es decir, hacia la idea de no someterse a las formas de pensar, ni de actuar ante nadie, sino de pensar y actuar por ellos mismos. Además, la red de relaciones con españoles no supera a de los marroquíes entre los entrevistados que más tiempo llevan en la comunidad.
La religiosidad, la vestimenta, el idioma o las costumbres culturales como la aceptación de la poligamia también han sido factores examinados y los resultados muestran que el sentimiento de pertenecía a su propia religión, al contrario de lo que se percibe, aumenta cuando mayor es el periodo de permanencia. De la misma manera ocurre con la forma de concebir las relaciones de género por parte del colectivo estudiado, ya que su aceptación sobre la poligamia es más firme a medida que pasa el tiempo. Sin embargo, a mayor estancia, es más generalizada la renuncia a aprender el idioma, principal fuente de integración.
Otro dato que se desprende de este trabajo indica que el agrupamiento familiar no se consigue tras un tiempo de residencia considerable por parte de algunos de los miembros, sino que ya desde el principio la familia suele estar presente. A pesar de que un 26% que no tienen a su familia o a parte de ella residiendo en la Comunidad de Madrid, el número de miembros de la familia dista muy poco entre los que llevan 2, 3 y 7 años.
La forma de vestir es otro factor que permite medir la integración en el lugar de acogida y, salvo los ancianos, a medida que pasa el tiempo disminuye la necesidad de diferenciarse de los españoles a través de la vestimenta.
En definitiva, y a pesar de que a mayor tiempo de estancia los miembros de este colectivo señalan sentirse más integrados, esta investigación califica al colectivo de marroquíes residentes en la Comunidad de Madrid como un grupo muy cerrado, cohesionado, y por lo tanto, difícil de integrar.
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