Un equipo del Departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad de León ha elaborado un programa específico de entrenamiento que es capaz de reducir la siniestralidad en el colectivo de trabajadores de las brigadas de incendios forestales. Estos equipos son los encargados de establecer las primeras líneas de defensa ante un fuego, y soportan intensas jornadas de trabajo de entre cuatro y ocho horas. A través de la valoración de las repercusiones en la salud de estos trabajadores de los equipos ignífugos que utilizan, el equipo investigador leonés estableció una serie de parámetros para una preparación física adecuada que facilitara las labores de extinción de los incendios forestales.
El trabajo, que comenzó en 2006 y se verá concluido a lo largo de este año, consiste en el análisis de la influencia del equipo ignífugo que portan los brigadistas. El equipo posee un peso total de unos 20 kilogramos y es necesario para enfrentarse al fuego en los primeros estadios de un incedio forestal. El equipo de la Universidad de León trataba de conocer el nivel de estrés térmico al que están sometidos los trabajadores y en determinar la composición de este equipo de protección.
Según explica a DiCYT José Gerardo Villa, responsable de la investigación, "se detectó una mayor intensidad en el esfuerzo de los componentes de las brigadas porque la condición física no era la deseable". Las brigadas de extinción de incendios forestales deben someterse a un esfuerzo continuo de cuatro horas con un peso medio de 20 kilogramos a sus espaldas, "lo que reduce la tolerancia al esfuerzo y aumenta la carga del sistema cardiaco", en un ambiente eminentemente hostil. "Es como el esfuerzo que realiza un ciclista en una etapa de una vuelta", compara el técnico.
Mediciones con pulsómetros
Con el fin de determinar a qué parámetros están sometidos este colectivo, se registró la temperatura central de los sujetos durante las labores de extinción de incendios forestales, se midió el flujo de calor al que estaban expuestos y, a través de un pulsómetro, se analizó la frecuencia cardiaca durante una jornada de trabajo. Gracias a ello, el equipo investigador elaboró un programa de entrenamientos específico con mayor carga anaeróbica que permitiera un mejor estado de salud de los brigadistas cuando tuvieran que intervenir.
El análisis de los equipos de protección individual se realizó en las diez brigadas de incendios forestales que posee el Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino en todo el territorio nacional, aunque, por cercanía, "hubo una mayor relación con la ubicada en Tabuyo del Monte, en la provincia de León", explicó el especialista. Para realizar el trabajo, el equipo de científicos contó con la colaboración de Tracsa, la empresa pública que gestiona el servicio, y la mutua Fraternidad. Cada brigada rural se compone por unos 50 componentes que son helitransportados desde sus bases a los lugares donde se producen los incendios forestales.