Un equipo de investigadores de la Universitat de València están llevando a cabo un estudio genético de las poblaciones del cangrejo chino, que ha invadodo los ríos de Europa y Norteamérica. El estudio analizará las rutas migratorias de este crustáceo, ya detectado en Vigo y Sevilla. El Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva ha iniciado diversos proyectos de investigación en colaboración con la Universidad Nacional de Taiwán.
El Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva del Parc Científic de la Universitat de València ha puesto en marcha un estudio genético de las poblaciones de cangrejo chino (Eriocheir sinensis), especie que ha invadido los ríos de Europa y de Norteamérica desde su región natal de Asia. Esta investigación se enmarca en la reciente colaboración acordada por científicos de la Universitat de València y la Universidad Nacional de Taiwán.
El investigador del Institut Cavanilles Ferran Palero afirma que las larvas de cangrejo chino llegan al continente europeo en las aguas de lastre de los barcos comerciales y colonizan nuestros ríos. "Los adultos de cangrejo chino viajan río abajo para reproducirse y liberar nuevas larvas en agua salada y durante la migración reproductora crean grandes problemas porque atascan cañerías y sistemas de refrigeración", añade el científico integrado en el departamento de Genómica y Salud del Centro Superior de Investigaciones en Salud Pública (CSISP), unidad mixta de la Universitat de València y la Generalitat Valenciana.
Coste de la invasión
El estudio de los cangrejos Eriocheir tiene relevancia para la salud humana, ya que actúan como vectores de la duela pulmonar (Paragonimus westermani) En cuanto a los impactos económicos, en Alemania, la invasión del cangrejo chino ha costado alrededor de 80 millones de euros, pero en España todavía no se ha cuantificado, a pesar de que este crustáceo se ha encontrado ya en Vigo, cerca del Parque Nacional de Doñana y, especialmente, en el puerto de Sevilla. En los ríos valencianos todavía no se ha detectado presencia del cangrejo chino.
Los expertos apuntan que grandes poblaciones de cangrejo chino pueden, además, alterar las cadenas tróficas y afectar la densidad y el crecimiento de diferentes especies por su competencia y capacidad depredadora. “En la actualidad, la única manera de controlar las poblaciones de cangrejo chino pasa por la captura de los adultos, tarea que resulta ineficiente”, argumenta Ferran Palero.
El estudio genético propuesto por el consorcio hispano-taiwanés pretende averiguar las rutas de migración de este cangrejo. “Como hay muchas larvas y es imposible seguirlas durante su viaje desde China, identificaremos la estructura poblacional del cangrejo chino con el fin de averiguar estas rutas de migración”, exponen los investigadores Ferran Palero y Tin-Yam Chan. En primer lugar se tiene previsto hacer una clasificación genética de cangrejos recogidos en China, Taiwán y Japón, y después se utilizará esta información para definir el origen de las poblaciones que se encuentran en Europa. La identificación de estas poblaciones permitirá descubrir las rutas de migración de este cangrejo y llevar a cabo un mejor control de la especie.
El interés de la investigación de Chan, con objeto de saber si Eriocheir de Taiwán o de Japón es el mismo que el de China, también tiene un componente económico importante, puesto que el cangrejo chino es un alimento muy preciado en Asia, donde los precios llegan a los 100 dólares por kilogramo.
Análisis molecular
Otro de los proyectos que desarrollarán los investigadores valencianos junto con los de la Universidad de Taiwán es el análisis molecular de varias especies de crustáceos decápodos (como por ejemplo los cangrejos y las langostas) que se encuentran en el Mar de China y el Mediterráneo valenciano. Después de haber revisado aquellas especies que se encuentran tanto en la costa valenciana como la taiwanesa y que presentan una morfología idéntica, “se decidió emplear el análisis genético para confirmar si las especies son realmente las mismas o si, en realidad, lo que tenemos son especies crípticas, es decir, que no se pueden distinguir morfológicamente, pero que forman unidades evolutivas independientes”, concluye Ferran Palero.
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