Este miércoles el Sol ha emitido una de las llamaradas más potentes de los últimos años, catalogada dentro de la clase X9, una de las mayores en la escala que mide la intensidad de estas fulguraciones. Los científicos siguen de cerca la radiación y posibles emisiones de masa coronal asociadas al fenómeno, ya que podrían afectar en los próximos días a las comunicaciones, además de producir auroras boreales en latitudes más bajas de lo habitual.
El Sol ha emitido este 6 de septiembre dos potentes llamaradas solares, con un primer pico de radiación a las 11:10 h (hora peninsular española) y otro, mucho más intenso, a las 14:02 h. El satélite Solar Dynamics Observatory (SDO) de la NASA y otros instrumentos lo han captado desde el espacio.
Las llamaradas o fulguraciones solares son poderosas ráfagas de radiación que aumentan repentinamente el brillo de una región de la atmósfera del Sol. Esa radiación no puede atravesar la atmósfera de la Tierra y afectar físicamente a los seres humanos, pero cuando es suficientemente potente puede perturbar la capa atmosférica por donde viajan las señales de comunicaciones (las de radio, sobre todo) y GPS.
Los expertos han clasificado la primera llamarada del tipo X2.2 y la segunda como X9.3. Las de clase X son las que presentan picos de flujo (en vatios por metro cuadrado, W/m2) más potentes. El resto son las clases A, B, C y M. El número que sigue a cada letra hace referencia a su intensidad, de tal forma que una X2 es dos veces más intensa que una X1, una X3 es tres veces más intensa, etc.
La llamarada X9.3 ha sido la más grande registrada en el actual ciclo solar, un periodo de aproximadamente 11 años durante el cual la actividad del Sol sube y baja. El actual ciclo solar comenzó en diciembre de 2008, y ahora está disminuyendo en intensidad, dirigiéndose hacia el mínimo solar. En esta fase las fulguraciones deberían ser cada vez más raras en el Sol, pero la historia y los últimos ejemplos han demostrado que pueden surgir algunas muy potentes.
Animación de las llamaradas solares X2.2 y X9.3 captadas por el satélite SDO el 6 de septiembre de 2017. / NASA/Goddard/SDO
Los satélites han detectado que las dos llamaradas de esta semana salieron de una región activa del Sol etiquetada como AR 2673, donde también se produjo otra de clase M5.5 el pasado 4 de septiembre. En este caso se ha confirmado una emisión de masa coronal asociada al fenómeno, por lo que los expertos están pendientes de sus posibles efectos en la magnetosfera terrestre en forma de tormentas geomagnéticas, al igual que harán con la X9.3.
Seguimiento de las llamaradas
Para seguir los efectos de las últimas llamaradas solares sobre la Tierra, la NASA recomienda visitar la web del Centro de Predicción del Tiempo Espacial (SWPC) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), la fuente oficial del gobierno estadounidense para pronósticos meteorológicos, espaciales, alertas y avisos. Desde España sus datos los recoge el Servicio Nacional de Meteorología Espacial (SeNMEs) y la Asociación Española de Protección Civil para el Clima Espacial (AEPCCE).
El centro estadounidense también proporciona previsiones sobre las auroras boreales que se prevé que genere la potente llamarada solar en nuestro planeta durante los próximos días. Según las previsiones, estas espectaculares ‘luces del norte’ se podrían llegar a ver en latitudes más bajas de lo habitual, incluyendo los estados del norte de EE UU y Europa.
Hasta ahora la llamarada solar más potente jamás registrada fue la del 4 de noviembre de 2003, cuando se detectó una explosión tan colosal que alcanzó la categoría X28, que desde entonces encabeza la lista de estas gigantescas explosiones solares.
Aviso de tormentas geomagnéticas y pronóstico de auroras boreales para el 8 de septiembre. / SWPC-NOAA
Desde el día 4 de septiembre el SeNMEs, coordinado por la profesora de la Universidad de Alcalá (UAH) Consuelo Cid, ha detectado hasta cuatro fulguraciones (liberación súbita de radiación electromagnética) del tipo X. La más grave, considerando las alteraciones magnéticas producidas en la Tierra fue la del día 6, iniciada a las 13.53 h. Las perturbaciones alcanzaron las 180 nanoteslas (nT) y la escala de corrientes (cuyo valor máximo es C5) alcanzó el valor C3.1 en la noche del 7 al 8.
Los huracanes que azotan el Atlántico, que están dejando decenas de muertos y grandes pérdidas materiales en distintos puntos del Caribe y la costa atlántica de EE UU han hecho que pase más desapercibido otro fenómeno que está afectando al planeta Tierra en los últimos días. Se trata de varias tormentas solares de gran intensidad que, aunque no han producido males mayores en gran parte de los casos, mantienen en alerta a los servicios de meteorología espacial en todo el mundo.
La 'culpa' la tiene una región activa del sol que empezó a entrar en actividad el pasado día 4 de septiembre, cuando se produjo una primera fulguración con eyección de masa coronal (CME, onda hecha de radiación y viento solar que se desprende del Sol) asociada. Esta erupción, según Consuelo Cid, ‘fue lenta y no provocó males mayores’, aunque se observaron perturbaciones magnéticas en suelo español durante la noche del 6 al 7 de septiembre.
Pero el día 6 de septiembre se produjo una fulguración tipo X (fulguración X9.3) poco antes de las 14.00 h. “Es la más intensa de los últimos 10 años y en el ranking de fulguraciones global es la número 14. También vino acompañada de CME y de partículas de alta energía. Digamos que en el sol se produjo el equivalente a un terremoto, con una onda expansiva importante, pero no pudimos ver las primeras imágenes de un coronógrafo hasta las 17.00 horas. Nos asustamos en el Servicio Nacional de Meteorología Espacial porque había una eyección de masa coronal muy rápida, a bastante más de 1.000 km/segundo y teníamos claro que llegaba a Tierra”, explica la experta de la UAH.
Ya llegada esta tormenta, la registró el satélite DSCOVR de la NASA antes de alcanzar la Tierra, se han podido observar los efectos y se han medido en el servicio. “Los primeros efectos llegaron la noche del 6 al 7 de septiembre y el día de máxima actividad en España fue el día 8 y superó las 180 nanoteslas, es decir, que fue una tormenta importante. Además, en la escala de corrientes, llegamos a C3.1 (la escala va de 0 a 5)”.
El sol ha seguido explotando, lanzando fulguraciones, emitiendo una gran cantidad de luz que ha generado problemas en la emisión de radio y provocado distorsiones también en GPS en la zona europea y en los Estados Unidos, lo que se ha sumado a los efectos del huracán Irma.
Todo parecía en calma, a medida que esta región activa del sol se movía hasta la zona de limbo (alejada de la Tierra), hasta que el domingo a las 17:35, hora española, una última erupción del sol fue observada en el SeNMEs. “Se produjo una nueva fulguración X de intensidad 8.2 –casi como la del día 6-. La fulguración vino asociada con una onda coronal muy rápida y extensa que llegó a los dos polos del sol e hizo temblar toda la estrella. Las partículas relativistas (protones de alta energía) empezaron a aumentar hasta 3 órdenes de magnitud y en este momento están bombardeando los satélites que están fuera de la magnetosfera terrestre, provocando saturación en los mismos”.
¿Llegarán los efectos de esta nueva erupción a la Tierra? Consuelo Cid señala que cuando esta nueva erupción, a la que denomina ‘monstruo’, se produjo ya estaba la región activa del sol en zona de limbo y, por tanto, lo lógico es que no llegue, “pero ha sido tan intensa que, al menos, el choque interplanetario alcanzará la Tierra, aunque no esperamos perturbaciones magnéticas de alerta roja”.
La experta de la Universidad de Alcalá advierte que habrá que esperar en torno a dos semanas para comprobar si la región del sol alterada en los últimos días sigue activa a nivel magnético, “porque era muy compleja”. Así que atentos.