La fenología es una disciplina científica que estudia fenómenos naturales que determinan el paso de las estaciones; los fenólogos se encargan de anotar cuándo y por qué ocurren estos fenómenos. Los datos históricos permiten constatar que en la actualidad las fechas de muchos de estos procesos biológicos están variando. Las aves migratorias llegan antes a los campos, la floración y la foliación de numerosas plantas es cada vez más temprana, mientras que la caída de la hoja de los árboles tiende a retrasarse.
Estos cambios tienen enormes repercusiones en el funcionamiento de los ecosistemas. Los seres vivos sincronizan su fenología con la aparición de diferentes recursos, esto es, con la fenología de otros seres vivos. El problema es que en muchos casos las claves ambientales de las que se valen las diferentes especies para ajustar su fenología no coinciden. Si bien ciertos procesos fenológicos son muy conocidos y fácilmente observables, en otros casos se desconoce cuándo ocurren. Un caso paradigmático es el de la formación de la madera o xilogénesis. Los árboles van produciendo madera, a modo de anillos concéntricos alrededor del tronco, en un proceso que se llama crecimiento secundario; lo complicado es determinar en qué momento del año se produce ese fenómeno.
Para comprender el patrón fenológico de producción de madera, José Miguel Olano, investigador de la Escuela Universitaria de Ingenierías Agrarias de Soria, perteneciente a la Universidad de Valladolid, el alumno de este centro Alfonso Parras y Jesús Julio Camarero, del Instituto Pirenaico de Ecología, estudiaron durante dos años el crecimiento secundario de pinos y sabinas albares. Para ello eligieron dos lugares de climas diferentes: los sabinares albares de las parameras sorianas de Cabrejas del Pinar, con inviernos muy fríos, pero veranos relativamente benignos, y los sabinares albares de Los Monegros de Aragón, con inviernos no tan duros, pero veranos muy cálidos y con escasas precipitaciones. El resultado es un proyecto fin de carrera y una publicación en la revista New Phytologist.
El trabajo concluye que existen grandes diferencias en los patrones de formación de la madera entre ambas localidades. En Los Monegros la producción es casi un mes más temprana que en Soria, iniciándose en marzo, mientras que en Soria no comienza hasta principios de mayo. Sin embargo, “en Soria el crecimiento se mantiene de un modo continuo, si bien a menor ritmo, y a finales del mes de agosto, las tormentas de verano provocan un nuevo aumento en la velocidad de crecimiento, formándose entonces la madera tardía, para culminar el crecimiento a finales de octubre”, explica Olano.
En Los Monegros, el crecimiento de los árboles se detiene totalmente durante el verano. Con las lluvias de septiembre los árboles vuelven a generar madera hasta noviembre. Este trabajo muestra los mecanismos que tiene la sabina albar para habitar zonas tan diferenciadas. Las sabinas sorianas se parecen en su crecimiento al pino silvestre con el que conviven, con un crecimiento ininterrumpido durante el verano. En las secas tierras de Zaragoza tiene un crecimiento claramente bimodal, con un pico primaveral y otro otoñal. “Esta gran plasticidad para ajustar sus patrones de crecimiento hace presuponer que puede llegar a ser capaz de aguantar unos niveles muy elevados de estrés, como consecuencia de un previsible clima futuro más seco y cálido”, afirma.
A pesar de sus diferencias, las sabinas sorianas y mañas tienen las mismas exigencias para producir madera. Las lluvias provocan una rápida respuesta, formando nuevas células de madera.