Un equipo de investigadores del Instituto de Ingeniería Energética (IIE) de la Universidad Politécnica de Valencia ha participado en el proyecto europeo TOPMACS (Thermally OPerated Mobile Air Conditioning Systems), coordinado por el centro italiano de investigación CRF, donde se ha desarrollado un nuevo sistema para los aparatos de aire acondicionado de los vehículos basado en la producción de frío a partir del calor residual del motor.
Los investigadores del Instituto de Ingeniería Energética de la UPV han participado activamente en este proyecto, siendo los responsables del desarrollo de los modelos matemáticos que han permitido diseñar el sistema de adsorción y optimizarlo con el fin de extraer el máximo potencial de esta nueva tecnología.
En el marco de este proyecto se han construido dos prototipos, uno para camiones y otro para coches. Los sistemas se han instalado en un coche Fiat Grande Punto y en un camión Iveco Stralis, y están expuestos en Turín y Messina respectivamente. El sistema ha sido concebido por el centro de investigación holandés ECN (Energy Research Centre of the Netherlands) mientras que el Instituto de Ingeniería Energética lo ha modelado y ha optimizado su diseño, así como las estrategias de control.
Tal y como destaca el director del Instituto de Ingeniería Energética, José Miguel Corberán, aprovechar el calor residual del motor supone un gran beneficio medioambiental y un notable ahorro en el consumo. Al contrario que en los sistemas de aire acondicionado convencionales, los sistemas de adsorción no requieren compresor, sino únicamente bombas de circulación de agua, con lo que el consumo se puede llegar a reducir considerablemente.
“Los equipos de aire acondicionado instalados actualmente en los vehículos funcionan con un compresor que requiere de alimentación. En verano, el aire acondicionado puede llegar a suponer un consumo adicional de combustible del orden de 3 litros por cada 100 kilómetros recorridos en conducción urbana. Con este nuevo sistema, este consumo casi desaparecería, ya que aprovechamos para producir frío una energía que actualmente se desecha”, apunta José Miguel Corberán.
Además, los investigadores de la UPV señalan que no sólo se debe tener en cuenta el ahorro de combustible, y por tanto, el ahorro en emisiones de CO2, sino también la reducción del impacto medioambiental que supone utilizar agua como fluido refrigerante, y no los refrigerantes contaminantes que se utilizan en la actualidad.
Los sistemas planteados presentan un mayor interés en el caso de los camiones, donde el calor residual disponible es mayor, y donde no existen tantas limitaciones de espacio. En el primer prototipo del coche, el sistema de aire acondicionado ocupa un volumen importante, por lo que ha sido necesario ocupar parte del maletero y de uno de los asientos posteriores del vehículo.
“Llos resultados son prometedores y ha quedado demostrado que es posible integrar este tipo de sistemas en vehículos. Sin embargo, para que la tecnología se comercialice se deben mejorar todavía aspectos importantes como la reducción de volumen y de costes”, señala Jorge Payá, investigador del equipo de trabajo del IIE que ha participado en el proyecto TOPMACS.
“Los resultados abren además un campo de investigación importante para la producción de aire acondicionado en viviendas mediante recuperación de energía solar”, añade Payá.