Ante la abundancia de cetáceos que quedan varados en las costas de todo el mundo, un equipo internacional de científicos, en el que participan investigadores españoles, ha perfeccionado un sistema de medición audiográfica que permite diagnosticar en cinco minutos e in situ al mamífero sin desplazarlo y evaluar sus posibilidades de supervivencia.
“El ruido de los océanos es tan inmenso que es como un aeropuerto a diario en todos los lugares del mundo. No hay ningún rincón de este planeta que esté a salvo de la contaminación acústica”, ha explicado hoy en rueda de prensa Michel André, responsable de la investigación y director del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas de la Universidad Politécnica de Cataluña donde se ha desarrollado el sistema.
Desde hace 15 años, los científicos relacionan esta contaminación acústica con los cetáceos que quedan varados. Los mamíferos sufren alteraciones naturales y antropogénicas constantes en su sistema acústico “vital para vivir” por el transporte marítimo, las maniobras militares o la construcción de parques eólicos en medio marino.
“Si hay una fuente acústica que altera de forma permanente ese sistema acústico no tendrá la capacidad de desarrollar sus actividades y saldrá de su medio marino pudiendo provocarle la muerte”, ha señalado André. El diagnóstico de la capacidad auditiva es “vital” para el individuo y para la recepción de datos “fundamentales para entender el proceso y la relación acústica que tienen los cetáceos con sus medios y sus límites de tolerancia frente a las fuentes sonoras artificiales”, ha añadido.
El nuevo sistema, financiado por la Fundación BBVA y elaborado por investigadores de España, Reino Unido, Francia, Holanda y Estados Unidos, permite detectar las lesiones auditivas del cetáceo varado en cinco minutos y realizarle un oidograma en 20 minutos para determinar si el animal puede ser devuelto al mar o si su pérdida auditiva le impedirá sobrevivir. Los científicos han logrado reducir el tamaño de la instrumentación ya utilizada para convertirlo en un pequeño ordenador portátil que evita la manipulación y traslado del animal al laboratorio.
El dispositivo, probado en distintos parques acuáticos con animales en cautividad, puede generar estímulos de 10 hercios a 200 kilohercios para comprobar cómo reacciona el cerebro de los mamíferos a las señales acústicas que son percibidas a través de la mandíbula al oído interno. Durante el desarrollo del prototipo, el sistema, que también es capaz de medir la sensibilidad del oído del animal, se ensayó en un delfín listado (Stenella coeruleoalba) varado en las costas de Denia (Alicante) en 2002.
Una solución para todas las especies de cetáceos
De las 80 especies de cetáceos que se conocen en el mundo, sólo diez de ellas se estudian y conocen realmente. Gracias a este nuevo dispositivo, los investigadores pretenden “extender esta tecnología a otros grupos que trabajan en el mundo en el varamiento de cetáceos” para crear una red que recopile los datos. “En unos años se tendrá una información más completa de la sensibilidad acústica de las especies” y se conocerán las posibilidades reales de convivir en este medio sin afectar a los cetáceos.
Aunque cada especie de cetáceo presenta un repertorio acústico único, conocer estos registros permitirá a los científicos saber el límite de tolerancia frente a fuentes sonoras artificiales. Los sonidos que emiten las fuentes militares, sísmicas o incluso las explosiones, fuentes con altas densidades, “son letales para los animales”. Los científicos advierten que los que se encuentren en un radio de dos kilómetros “muere de forma inmediata”. Además, la exposición acústica prolongada provoca en los mamíferos traumas acústicos que les incapacita para codificar las señales y les provoca sordera.
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