Astrónomos de la Universidad de Harvard han encontrado una colosal estructura gaseosa ondulada, la más grande observada hasta ahora en la Vía Láctea, integrada por sucesivas regiones donde se forman estrellas. Esta gigantesca 'ola' se ha localizado en nuestro vecindario galáctico con la ayuda de la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea.
Una gigantesca onda de viveros estelares interconectados forma la estructura gaseosa más grande jamás observada en la Vía Láctea. Este es el descubrimiento que acaban de hacer público investigadores de la Universidad de Harvard en la revista Nature y en el congreso que la Sociedad Astronómica Americana (AAS) celebra estos días en Hawái.
Bautizada como ‘onda Radcliffe’, en honor a la base de operaciones del equipo, el Instituto de Estudios Avanzados Radcliffe en EE UU, este hallazgo cambia una visión de 150 años en los que se pensaba que los viveros estelares cercanos se disponían en un anillo en expansión a otra donde aparece un filamento ondulante formador de estrellas que alcanza billones de kilómetros arriba y abajo del disco galáctico.
El descubrimiento ha sido posible gracias a un nuevo análisis de los datos de la nave espacial Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), lanzada en 2013 con el objetivo de medir con precisión la posición, distancia y movimiento de las estrellas.
Los autores combinaron los datos superprecisos de Gaia con otras medidas para construir un mapa 3D del material interestelar de nuestra galaxia, encontrando un patrón inesperado en el brazo espiral más cercano a la Tierra. Así descubrieron la estructura larga y delgada, de aproximadamente 9.000 años luz de largo y 400 de ancho, con forma de onda, donde aparecían crestas de 500 años luz arriba y abajo del plano medio del disco galáctico.
La onda incluye muchas de las guarderías estelares que anteriormente se pensaba que formaban parte del cinturón de Gould, un anillo de unos 3.000 años luz de diámetro donde nacen estrellas, aparentemente orientado alrededor del Sol.
“Ningún astrónomo esperaba que viviéramos junto a una banda gigante de gas en forma de onda, ni que forme el brazo local de la Vía Láctea”, destaca la coautora Alyssa Goodman desde Harvard.
“Quedamos sorprendidos al ver lo larga y recta que es la onda Radcliffe cuando se la observa en 3D desde arriba, y lo sinusoidal que es cuando se ve desde la Tierra –subraya la astrónoma–. La existencia misma de esta onda nos obliga a repensar nuestra comprensión de la estructura tridimensional de la Vía Láctea”.
“Gould y Herschel observaron estrellas brillantes formándose en un arco proyectado en el cielo, por lo que durante mucho tiempo, la gente ha estado tratando de averiguar si estas nubes moleculares realmente forman un anillo en 3D”, explica el coautor João Alves, profesor de la Universidad de Viena.
“En cambio –continúa–, lo que hemos observado es la estructura coherente de gas más grande que conocemos en la galaxia, organizada no en un anillo, sino en un filamento masivo y ondulado. El Sol se encuentra a solo 500 años luz de la onda en su punto más cercano. Ha estado frente a nuestros ojos todo el tiempo, pero hasta ahora no podíamos verla".
Según los autores, el nuevo mapa en 3D muestra nuestro vecindario galáctico bajo una nueva luz, brindando una vista revisada de la Vía Láctea y abriendo la puerta a otros descubrimientos importantes.
“No sabemos qué causa esta forma, pero podría ser como una onda en un estanque, como si algo extraordinariamente masivo aterrizara en nuestra galaxia”, apunta Alves, que concluye: “Lo que sí sabemos es que nuestro Sol interactúa con esta estructura. Pasó por un ‘festival’ de supernovas cuando cruzó Orión hace 13 millones de años, y en otros 13 millones volverá a cruzar la estructura, como si estuviéramos surfeando esta ola”.
Referencia bibliográfica:
Alves JA, et al. (2020) “A Galactic-scale gas wave in the Solar Neighborhood”. Nature (in press). Publishes online 7 January; DOI: 10.1038/s41586-019-1874-z