Geólogos adscritos a la Secretaría General del Mar y biólogos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) han descubierto un arrecife de corales de aguas frías a más de 800 metros de profundidad en el Mar Cantábrico. Hasta ahora se desconocía la existencia de este tipo de arrecifes profundos de coral en aguas españolas.
Este descubrimiento supone un logro para la ciencia porque se desconocía la existencia de este tipo de arrecifes profundos de coral en aguas españolas. Durante muchos años estos ecosistemas, con elevados índices de biodiversidad, se han asociado a zonas tropicales de aguas cálidas y bien iluminadas debido a su dependencia de algas simbiontes.
El hallazgo se ha producido en la zona de influencia del Cañón de Avilés durante la campaña a bordo del buque oceanográfico Vizconde de Eza de la Secretaría General del Mar, y en el marco del proyecto INDEMARES.
El proyecto está coordinado por la Fundación Biodiversidad, que contribuye a la protección y uso sostenible de la biodiversidad en los mares españoles a través de la identificación de espacios de valor para la Red Natura 2000. En la primera fase de la campaña científica este equipo multidisciplinar se dedicó a conocer las características de los ecosistemas y cartografiar sus hábitats y comunidades con modernas tecnologías para obtener datos de hasta 5.000 metros de profundidad.
Robots para descubrir arrecifes
Los robots y submarinos han permitido descubrir arrecifes de coral en aguas frías y profundas en muchas zonas del planeta. En este estudio se ha cartografiado un área de más de 6.400 km2. Durante la investigación se descubrió también la existencia de un sistema de cañones tributarios al eje principal del de Avilés que desembocan en la llanura abisal del Golfo de Vizcaya, en un solo depósito de abanico, situado a 4.800 metros de profundidad.
Los expertos señalan que uno de estos cañones tributarios, de 16,5 kilómetros de longitud y 6,1 kilómetros de anchura máxima, presenta aspectos singulares por sus características geológicas y dinámica de corrientes, y por haber descubierto a gran profundidad un arrecife de corales de aguas frías.
Para determinar sus características los geólogos tomaron muestras biológicas y realizaron inmersiones con un vehículo autómata dotado de cámaras de fotos y vídeo. Los científicos identificaron las principales especies estructurantes del arrecife, Madrepora oculata y Lophelia pertusa.
Estas especies incrementan la complejidad del hábitat; por eso están acompañadas de otras especies de gorgonias, antipatarios, esponjas de cristal, equinodermos, cangrejos reales y peces, que aumentan la biodiversidad de los fondos marinos.