El fracaso escolar se ceba con la población gitana. Tan solo el 20% de los chicos y chicas de etnia gitana que comienzan la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) concluye estos estudios. El dato positivo es que desde hace 15 años la asistencia a clase de forma constante ha subido casi 35 puntos en Primaria (de un 43% en 1994 hasta un 77,5% en 2009), según ha informado hoy en rueda de prensa la Fundación Secretariado Gitano (FSG) como avance de un estudio completo.
La situación educativa de la población gitana de España -el país de la Unión Europea con el mayor índice de población de esta etnia – encuentra sus mayores dificultades en la educación Secundaria, donde se detectan problemas de acceso (sobre todo en el caso de las chicas), permanencia y éxito escolar.
Esta es la conclusión principal del estudio Evaluación de la normalización educativa del alumnado gitano en Educación Primaria cuyos resultados ha avanzado hoy la Fundación Secretariado Gitano (FSG), y que será presentado el próximo 16 de noviembre en el Ministerio de Educación.
Según el estudio, la práctica totalidad del alumnado gitano está escolarizado en Primaria y entre quienes llegan a cursar la ESO,más niños que niñas, ellas obtienen mejores resultados y acaban en mayor número.
Lola Ruiz Bautista, subdirectora general de Programas Sociales del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad ha querido resaltar hoy la importancia del movimiento asociativo de mujeres gitanas como factor clave para el cambio del valor de la educación en la educación de las niñas gitanas.
“La implicación de las familias es fundamental para la consecución de estos objetivos” añade Ruiz Bautista. En este sentido, la implicación de las familias gitanas con el centro escolar también ha mejorado. El 32% acude a órganos de participación de los centros educativos, frente al 10,5% de 1994.
Avanzar hacia la equiparación
Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 76% de las personas gitanas tiene como máximo estudios primarios, frente al 36% del total de la población española. “No basta con que la población gitana avance en educación, sino que ese avance tiene que llegar a equipararse al nivel de la población en general”, declara Humberto García, subdirector de Acción Institucional y Desarrollo Territorial de la FSG.
En Primaria, existe una evolución positiva en referencia a la asistencia continuada a clase del alumnado gitano. Un 57% faltaba grandes periodos de tiempo a clase en 1994, dato que se ha reducido hasta el 22,5% en 2009.
Sin embargo, un 64% de los niños y niñas gitanos está por debajo o muy por debajo de la media de su clase. De este alumnado, un alto porcentaje (62,5%) dedica sólo 1 hora o menos a la realización de tareas y un 19,7% no hace los deberes. “Esta es una de las razones que nos ha llevado a plantear la campaña Promociona”, explicó García.
Dos programas para fomentar la continuidad en sus estudios
Dentro del marco del Año Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, la FGS ha puesto en marcha dos actividades para la promoción de la continuidad de los estudios del alumnado de etnia gitana financiadas por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad: la campaña “De mayor quiero ser…” y el programa Promociona.
El origen de la primera de las actividades es “sensibilizar a las familias gitanas y al alumnado gitano sobre la importancia de su educación y llamar la atención a las administraciones públicas y la comunidad educativa para el impulso de medidas para paliar la situación de desventaja de la comunidad gitana”, señala García.
A través de la 'fotofurgo', que recorre 14 ciudades españolas, la FSG lanza un mensaje “Sea cual sea tu sueño, acaba Secundaria”. Este proyecto “ayuda a soñar a los niños y niñas con la profesión que desean ser de mayores y les hacen una fotografía transformados en aquello a lo que aspiran”, explicó el miembro de la Fundación.
Por su parte, el programa Promociona hace un seguimiento personalizado de 208 alumnos y alumnas gitanas de 86 centros educativos, de 17 ciudades que cuentan con el consentimiento de sus familias, para apoyarles en la finalización de la etapa obligatoria. “No es un número suficiente, pero si conseguimos llegar a un número determinado, se creará un efecto llamada para el cambio”, concluyó García.