El Atlántico Norte pierde su capacidad de captar el exceso de C02

Marcos Vázquez, del Instituto de Investigaciones Marinas (CSIC) de Vigo ha creado un nuevo método para calcular el CO2 de origen humano en el océano Atlántico. Los resultados confirman que la capacidad del Atlántico Norte para captar el exceso de CO2 ha ido reduciéndose desde 1980, y que las medidas de este gas disuelto en la zona estaban un 13% subestimadas. La acidificación oceánica (reducción del pH) acarrea efectos nocivos para el ecosistema marino.

El Atlántico Norte pierde su capacidad de captar el exceso de C02
La capacidad del Atlántico Norte para captar el exceso de CO2 se ha ido reduciendo. En la imagen, Bares, en A Coruña. Foto: Santi M.B.

Los resultados de una tesis doctoral realizada en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sobre el CO2 antropogénico en el Atlántico Norte muestran que, como consecuencia de la absorción de este gas por el océano y del aumento de su concentración en el agua de mar, las tasas de acidificación de la zona van en aumento y son elevadas.

“El Atlántico Norte es uno de los principales sumideros naturales de carbono antropogénico. Ese CO2, tras ser absorbido por el mar, se disuelve y genera especies ácidas químicas que disminuyen el pH, fenómeno que se conoce como acidificación oceánica”, explica Marcos Vázquez, quien realizó la tesis en el Instituto de Investigaciones Marinas (CSIC, Vigo) bajo la dirección de los profesores de investigación del CSIC Fiz F. Pérez y Aida F. Ríos.

Uno de los objetivos de la investigación era analizar la evolución de los procesos de acidificación oceánica en la zona con la finalidad de conocer las consecuencias que puede tener para el medio marino esa absorción de CO2 por el mar. Para ello, tomaron medidas de pH in situ en las Cuencas del Mar de Irminger, de Islandia y del Noreste Atlántico.

Los resultados obtenidos con ese análisis reflejaron que las tasas de acidificación del Atlántico Norte son elevadas y han ido en aumento durante las tres últimas décadas debido al incremento de la cantidad de CO2 que absorbe el océano, y que responde a su vez al aumento de las concentraciones atmosféricas de este gas. Las aguas superficiales son las más afectadas y el agua de Labrador presenta una de las mayores tasas de acidificación de todo el Atlántico Norte.

Esa acidificación oceánica tiene efectos nocivos para el ecosistema marino, entre los que figura la reducción de la concentración en el agua del mar del ión carbonato (que afecta al crecimiento y desarrollo de conchas y partes de los moluscos) y la alteración de procesos fisiológicos (respiración, reproducción, crecimiento, supervivencia larvaria) de las especies marinas. La acidificación oceánica incluso acarrea la reducción de la velocidad de propagación del sonido en el agua de mar.

Resultados obtenidos con el nuevo método de cálculo de CO2 antropogénico

La tesis de Marcos Vázquez tenía también como objetivos conocer cuáles son los mecanismos de intercambio de CO2 entre atmósfera-océano y cómo podemos modelarlos; cuánto CO2 antropogénico hay en el océano; dónde se almacena y cómo evoluciona esa captación.

Para responder a esas cuestiones se consultaron datos de más de 20 campañas oceanográficas llevadas a cabo entre 1981 y 2008 que proporcionaron una cobertura representativa del Atlántico con un especial énfasis en el Atántico Norte, zona de importancia “motora” en el contexto de la circulación general oceánica.

En cuanto al almacenaje de CO2 antropogénico (fracción proveniente de la actividad humana), gas de efecto invernadero y uno de los principales contribuyentes al calentamiento global, Marcos Vázquez señala que “del emitido a la atmósfera aproximadamente el 45% permanece en ella; el 20-25% es almacenado en la vegetación (fotosíntesis) y el suelo mientras que un 25-30% se disuelve en los océanos”.

En la tesis se abordan también las dificultades para estimar la cantidad de CO2 antropogénico en el océano, derivadas de que la medida directa es imposible al ser idénticas las moléculas de CO2 natural y CO2 antropogénico.

“La comunidad científica que se dedica a la investigación oceanográfica busca métodos fiables para cuantificar el CO2 antropogénico, por lo que en esta tesis se ha desarrollado un nuevo método en una región oceánica (la capa sub-superficial del océano Atlántico, que comprende desde los 100 a los 200 metros de profundidad) capaz de retener en el tiempo las propiedades de las masas de agua en el momento de su formación”, explica Marcos Vázquez.

El método se puso a prueba en el Atlántico Norte, zona con una circulación compleja y en la que se forma el mayor número de masas de agua de todo el océano.

Los resultados obtenidos revelaron que las estimaciones de estudios previos sobre absorción de CO2 en esta región estaban un 13% subestimadas y que, a la vez, se ha producido durante las tres últimas décadas un descenso en las tasas anuales de almacenamiento de CO2 antropogénico del Atlántico Norte.

Fuente: CSIC
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