El Complejo Asistencial de León ha sido el primer hospital en el mundo en documentar el uso de la malla de titanio para reconstrucciones nasales parciales y totales. Estas intervenciones quirúrgicas se realizaron en varios pacientes de avanzada edad a los que era necesario extirpar tumores malignos en la nariz.
El grupo de médicos, integrado por el jefe del servicio, Manuel Ángel Rodríguez Prieto, y los doctores Teresa Alonso, Alicia Pérez Bustillo y Pedro Sánchez Sambucety ha reportado a lo largo de este año siete casos de reconstrucciones nasales en las publicaciones científicas Dermatology Surgery y British Journal of Dermatology. En dos de ellos, se realizó una reconstrucción total. En otros cinco, los pacientes necesitaron una reconstrucción nasal parcial.
Este grupo de dermatólogos estima que el uso de una estructura de titanio (ya aplicada en reconstrucciones de otras partes del rostro) reporta beneficios en la respiración y estética de los pacientes y no produjo rechazo.
La malla de titanio es un material utilizado en implantes aloplásticos, caracterizados por el uso de materiales inertes que substituyen estructuras del cuerpo extirpadas. El titanio proporciona firmeza al tiempo que se integra en la forma original sin que se denote la pérdida de esta parte del cuerpo que reemplaza.
Según el jefe del servicio, Rodríguez Prieto, “la reconstrucción nasal es necesaria para reparar el defecto creado por la exeresis del tumor”. En estas intervenciones, los especialistas se decantaron por la cirugía de Mosh, un método que permite la eliminación de tumores con las máximas garantías, respetando al máximo el tejido sano.
Para substituir el cartílago nasal, los cirujanos emplean generalmente cartílagos procedentes de la oreja o si el defectho es muy grande se opta por el cartílago costal, pero esta técnica es más agresiva, apunta Rodríguez Prieto.
El principal problema que presenta en las reconstrucciones nasales el cartílago es que al ser un tejido vivo necesita un aporte sanguíneo, por lo que existe un riesgo de necrosis en la zona intervenida y más si el defecto es grande. “La malla de titanio no presenta este problema”, añade el especialista. Este material es utilizado de forma común en reconstrucciones óseas de la región facial por tumores o accidentes. “Por este motivo, nos pareció que podía aplicarse este tipo de material en las reconstrucciones nasales”, señala el dermatólogo.
Buena evolución
Todos los pacientes que requieron esta intervención del servicio de Dermatología del Hospital de León superaban los 60 años. Cinco de ellos eran mayores de los 78 años y los dos casos más graves, los que necesitaron una reconstrucción total de la nariz, eran personas de 86 y 89 años. Todos padecían cánceres cutáneos y problemas derivados en su salud y bienestar al verse afectada su nariz. Este tipo de tumores son, en palabras del experto, “infrecuentes en líneas generales, pero relativamente frecuentes en la provincia de León”. Estas personas presentaban importantes daños en su nariz e incluso algún paciente tenía que recurrir a colocarse pajitas en los orificios nasales para respirar cuando dormía.
En líneas generales, los cirujanos intervinieron en la zona por la que había extendido el tumor y retiraron esta parte atacada por el cáncer. La prótesis de titanio reemplazó la estructura cartilaginosa nasal original y fue recubierta por piel procedente de otras partes del rostro, como si se tratara de un emparedado. La piel se tomó de dos zonas del rostro, una inmediatamente próxima, un triángulo cercano a las aletas de la nariz en el moflete; y otra más lejana, en la frente y sobre las cejas.
La intervención quirúrgica en todos los casos fue prolongada, con una duración de varias horas. En algún caso, requirió una segunda operación. La asistencia se completaba con el seguimiento puntual del implante por parte de los dermatólogos del hospital.
La nueva estructura nasal permitió de nuevo la respiración por esta vía. Una vez transcurridos dos años de seguimiento, los médicos comprobaron que los pacientes evolucionaron correctamente y que la malla de titanio no ocasionó ni obstrucciones ni extrusiones (esto es, asomo en el exterior de la estructura metálica). Los pacientes sólo notaron pequeñas molestias derivadas de la inexistencia de mucosa en el interior de las fosas nasales: el aire entraba más frío y más seco que con esta protección que con la mucosa. El simple uso de vaselina, para refrescar la zona, las solucionaba.
Médicos de otros países se han mostrado interesados en esta técnica precursora después de la publicación de los resultados. Los materiales utilizados en las intervenciones eran de distribución española. El trabajo, al tratarse de un servicio asistencial ofrecido por el Hospital de León, no contó con financiación externa.