Un informe adoptado por el Parlamento Europeo solicita mayores esfuerzos para remediar la insuficiente representación de las mujeres en la ciencia. El estudio critica expresamente el objetivo de la UE que asegura que el 25% de los puestos científicos de mayor rango en el sector público sea ocupado por mujeres, ya que lo considera "poco ambicioso e insuficiente" y muy inferior a la cuota del 40% aceptada comunmente.
En la actualidad, las investigadoras de la UE representan de media el 35% del total de los científicos empleados en el sector estatal y de la educación superior, y apenas el 18% de los del sector privado. En la élite profesional científica hay aún menos mujeres, que rara vez ocupan más del 20% de los puestos de más rango en el mundo académico.
Los hombres tienen tres veces más probabilidades que las mujeres de lograr cátedras y puestos equivalentes. Se trata de una situación crítica, ya que los cálculos indican que la UE necesitará 700.000 investigadores más para alcanzar los objetivos de Lisboa relativos al crecimiento económico y la prosperidad.
En el informe, redactado por la eurodiputada danesa Britta Thomsen, se insta a la Comisión Europea y los Estados miembros a implantar procesos de contratación más transparentes y a garantizar el equilibrio entre ambos sexos en los comités de evaluación, selección y demás. Concretamente, en el informe se propone fijar un objetivo no vinculante de un mínimo del 40% de mujeres y del 40% de hombres en estos comités, en lugar del objetivo actual del 25%.
Además, el estudio sugiere que convendría que las científicas estuvieran mejor representadas en los proyectos financiados mediante el Séptimo Programa Marco. Actualmente no es obligatorio que las propuestas de proyectos del 7PM contemplen planes de acción por la igualdad de género. En el informe se urge a la Comisión a efectuar los cambios necesarios y se insta a los Estados miembros a implantar reformas similares en sus programas de investigación nacionales y regionales.
En el informe no sólo se llama la atención sobre la igualdad entre géneros; también destaca ciertos problemas relacionados con la edad. Con frecuencia las mujeres dejan de lado su carrera profesional temporalmente para dedicarse a la familia, por lo que muchas llegan a determinado empleo a una edad más tardía que sus colegas hombres. Así, por ejemplo, los límites de edad para la concesión de subvenciones pueden perjudicar a los científicos dedicados al cuidado de sus hijos, que son mayoritariamente mujeres. Para corregir esta anomalía deberían plantearse medidas de tipo legislativo, se indica en el informe, tales como ampliar los plazos de las solicitudes en un año por cada año que se esté a cargo de una persona.
Asimismo, las universidades, los institutos de investigación y las empresas privadas deberían adoptar estrategias por la igualdad y aplicarlas en sus organizaciones, así como evaluar las repercusiones que tendrían sus decisiones por lo que a igualdad de género se refiere. El mayor desarrollo de programas de tutoría y formación para investigadoras jóvenes, y la orientación profesional para animar a las jóvenes a optar por una carrera científica son otras de las acciones destacadas en el informe.