Una investigación basada en las últimas imágenes del asteroide ‘21 Lutetia’ obtenidas desde la nave espacial Rosetta revela que su origen podría estar en las primeras etapas de formación del sistema solar. El grupo internacional de expertos que lo estudia se ha basado en la compleja geología del asteroide, su densidad y sus cráteres, producto de múltiples colisiones, para obtener esta conclusión.
El asteroide ‘21 Lutetia’ podría ayudar a conocer más sobre cómo se formó el sistema solar. Las fotografías obtenidas por el instrumento OSIRIS, a bordo de la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA), llevan a los científicos a pensar que se trata de un remanente de las primeras fases de la evolución del sistema solar, hace unos 4.500 millones de años. Los resultados del trabajo de este grupo internacional de expertos se han publicado en la última edición de la revista Science.
El 10 de julio de 2010 la nave Rosetta se acercó a una distancia de 3.170 kilómetros del asteroide y recogió 462 imágenes que cubrían más de la mitad de su superficie, sobre todo el hemisferio norte.
“Con las imágenes que se han tomado se realiza un estudio de la distribución del tamaño y del número cráteres en la superficie. Aplicando un modelo podemos estimar que el asteroide tendría una edad de unos 3.600 millones de años”, explica a SINC Julia de León, investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía y miembro del grupo OSIRIS.
Los científicos han podido observar más de 350 cráteres, con diámetros comprendidos entre 600 metros y 55 kilómetros. Este hecho indica que el asteroide habría sufrido numerosas colisiones.
Una densidad por encima de lo común
La investigación revela que el asteroide podría haber recibido un fuerte impacto que lo fracturó, sin llegar a hacerlo añicos. “Un impacto de tal calibre ocurre cada 9.000 millones de años aproximadamente”, aclara De León. Esto hace pensar a los expertos que este choque pudo haber ocurrido relativamente temprano en la historia del sistema solar, cuando las colisiones eran más intensas.
Además, “el análisis de las imágenes ha desvelado que Lutetia no es un apilamiento de escombros desprendidos de colisiones posteriores ni un fragmento proveniente de un objeto mayor, como era el caso de otros asteroides más pequeños visitados por otras misiones espaciales”, explica Luisa Lara, del Instituto de Astrofísica de Andalucía.
“La distribución de tamaños de los cráteres en la superficie del asteroide, así como su densidad, sugiere que este podría estar parcialmente diferenciado, formado por un núcleo de roca, una corteza de material fracturado y primitivo de varios kilómetros de grosor y una fina capa de polvo generado por los numerosos impactos”, explica Lara.
La información publicada muestra a Lutetia como un cuerpo con una compleja geología, con hendiduras, fracturas, fallas, escarpes, gargantas y rocas deslizadas por las laderas de cráteres, entre otras características. La investigación ha comprobado además que su densidad es una de las mayores medidas hasta el momento en un asteroide.
El trabajo muestra que Lutetia, el segundo asteroide más grande observado hasta la fecha y descubierto en 1852, mide 120 kilómetros de diámetro aunque al tratarse de un cuerpo irregular, sus medidas aproximadas son 121x101x75 kilómetros cúbicos.
Referencia bibliográfica
H. Sierks, et al. “Images of Asteroid 21 Lutetia: A Remnant Planetesimal from the Early Solar System”, Science. DOI: 10.1126/science.1207325