El bajo peso al nacer y una ganancia excesiva de peso durante la adolescencia pueden asociarse a futuros problemas cardiovasculares

Los investigadores, que efectuaron un seguimiento a 5.840 personas desde antes de su nacimiento hasta la edad de 31 años, han hallado pruebas que sugieren que un pequeño tamaño al nacer y un excesivo aumento de peso durante la adolescencia y la adultez temprana pueden dar lugar a una inflamación de bajo grado que, a su vez, se asocia a un mayor riesgo de desarrollar cardiopatía.

Estudios epidemiológicos anteriores han relacionado los factores ambientales en las primeras etapas de la vida con el riesgo de enfermedad en la edad adulta. Este estudio, que se publica hoy en la principal revista europea de cardiología European Heart Journal, identifica un posible mecanismo causal y subraya el importante papel de unos estilos de vida saludables, desde el período fetal pasando por la infancia, la adolescencia y la adultez temprana, a la hora de prevenir problemas cardiacos.

Los investigadores utilizaron una proteína denominada proteína C reactiva (PCR) como marcador de la inflamación general. La PCR se segrega a partir del hígado, está presente en la sangre, y unos niveles ligeramente elevados pueden indicar un estado inflamatorio crónico (una inflamación de bajo grado).

“La inflamación de bajo grado es importante porque se ha asociado a futuros acontecimientos cardiovasculares en muchos estudios de población durante los últimos años, y es posible que desempeñe un papel en el desarrollo de cardiopatía”, ha explicado uno de los autores, Paul Elliott, director del departamento de Epidemiología y Salud Pública del Imperial College de Londres.

Elliott y sus compañeros han descubierto que cuando los participantes del estudio alcanzaban la edad de 31 años, los niveles de PCR eran un 16% superiores por cada kg de peso menos al nacer, un 21% superiores por cada 10 cm menos de estatura al nacer, y un 24% más elevados por cada kg/m3 menos al nacer (kg/m3 se conoce como índice ponderal).

Las personas que estaban entre las más pequeñas al nacer, pero que a continuación eran las que aumentaban más su peso hasta los 31 años de edad, presentaban la mayor PCR media. Cada kg/m2 de más (índice de masa corporal, IMC) engordado desde los 14 hasta los 31 años de edad se asoció a un aumento del 16% en los niveles de PCR. Esta asociación fue mayor en las personas que presentaban el mayor IMC a los 14 años de edad.

“Comparamos los pesos al nacer de los niños que participaron en 1966 en este estudio con sus niveles de PCR a la edad de 31 años, y hallamos que los que presentaban un menor peso al nacer presentan unos mayores niveles de PCR cuando eran adultos, y también al contrario. Los niveles "menores" y "mayores" de PCR son en relación con las mediciones de otros participantes en el estudio”, afirmó la doctora Ioanna Tzoulaki, principal autora del estudio.

“Estos hallazgos nos han llevado a concluir que un pequeño tamaño al nacer y una ganancia de peso excesiva durante la adolescencia y la adultez temprana pueden predisponer a una inflamación de bajo grado que, a su vez, se asocia a un mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular”, subrayó la investigadora.

La importancia del peso en la adolescencia

Según el informe, el peso en la adolescencia de por sí podría tener implicaciones importantes para la prevención primordial de la enfermedad cardiovascular: “Promover un estilo de vida más saludable en la infancia y en la adolescencia, dando lugar a una estabilización del peso, puede ser un paso fundamental a la hora de establecer un perfil bajo de riesgo cardiovascular en adultos jóvenes.”

Los autores comentan varios mecanismos posibles y llegan a la conclusión de que los resultados de su estudio sugieren que un bajo peso al nacer, seguido de un aumento del IMC superior a la media, puede hacer que se produzca la respuesta inflamatoria de bajo grado.

“El bajo peso al nacer se ha asociado con futuras cardiopatías y con diabetes tipo II en muchos estudios. Este estudio se suma a ellos y ofrece una posible explicación a sus hallazgos, ya que esta asociación podría estar mediada por los efectos del tamaño al nacer sobre la inflamación de bajo grado, según la medición de los niveles de PCR”.

“Existen a día de hoy numerosas pruebas que señalan la importancia del entorno prenatal y de las primeras etapas de vida para la futura salud de un individuo, y se debería dar consejo a los futuros padres, especialmente en lo referente a la importancia de una dieta saludable y a la necesidad de evitar la exposición al humo del tabaco durante el embarazo y la infancia – todos los factores que puedan afectar al peso del niño al nacer”, exponen los investigadores.

“Es fundamental también que se dé un consejo adecuado a los niños, adolescentes y adultos jóvenes sobre el efecto que un aumento de peso excesivo puede tener sobre su futura salud cardiovascular.”

Entre los participantes en el estudio han aparecido pocos problemas relacionados con el corazón, puesto que todavía son relativamente jóvenes. Sin embargo, los investigadores pretenden realizar un seguimiento sobre ellos durante al menos otros 20 años, con el fin de investigar más la relación entre el bajo peso al nacer, el aumento de peso, la inflamación de bajo grado y el número de problemas cardiovasculares que se van a producir.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
Artículos relacionados