El chochín común (Troglodytes troglodytes) es un ave con un canto muy característico, de una intensidad que no suele solaparse con el ruido de baja frecuencia. Sin embargo, investigadores de la Universidad de Salamanca explican en un estudio que sus canciones se han vuelto más complejas en las urbes.
Las aves de áreas urbanas tienen que lidiar con altos niveles de ruido ambiental. Algunas de ellas muestran cierta flexibilidad en sus cantos, lo que les permite reducir las interferencias en sus comunicaciones.
Científicos de la Universidad de Salamanca (USAL) han analizado los cantos del chochín común (Troglodita troglodita) en tres ambientes diferentes –urbanos, periurbanos y rurales– para evaluar el impacto del ruido en sus vocalizaciones. Para ello crearon un descriptor acústico que mide la variabilidad de las canciones.
“Nuestra principal aportación es un método para registrar y describir estos cambios de vocalización, que no siempre se producen en la misma dirección: en unas especies, con el ruido aumenta la intensidad del canto –como hacemos los humanos, que hablamos más alto– y en otras no, como en el caso de los chochines”, declara a Sinc Moisés Pescador, investigador de la USAL y coautor del estudio.
La variabilidad de su canto aumenta con el ruido de la ciudad y sus notas se prolongan. “Los chochines urbanos desarrollan canciones más complejas, con frecuencias más altas y notas más largas que los rurales, mientras que las aves periurbanas ocupan una posición intermedia”, apunta Pescador.
Estos cambios podrían estar asociados con el ruido de fondo, aunque hay otras causas posibles que también podría explicarlos, como la densidad de población. “Las frecuencias máximas se localizan fuera del rango de ruido de fondo y difieren entre hábitats, mientras que las frecuencias más bajas, de forma inesperada, no lo hacen”, añade el científico.
¿Adaptación o imitación?
Para explicar por qué aumenta la complejidad del canto urbano existen posibles respuestas. “Puede deberse a un fenómeno adaptativo para hacerse oír y comunicarse con otros individuos debido a la presencia de mayor cantidad, intensidad y variedad de ruido”.
Otra posibilidad no excluyente es que todas las aves aprenden a cantar por lo que escuchan, y la alta variabilidad de ruido hace que desarrollen canciones más complejas. “Algunas especies como los gorriones urbanos cantan de forma muy similar a los pitidos de los semáforos cuando está en verde para peatones”, asegura el experto.
“Nuestro estudio demuestra que los cambios que produce la contaminación sónica produce efectos y perturbaciones mucho más complejos de lo que a priori se pensaban”, concluye.
Referencia bibliográfica:
Colino-Rabanal V. J., Mendes S., Peris S. J., Pescador M. 2016. Does the song of the Wren Troglodytes troglodytes change with different environmental sounds? Acta Ornithol. 51: 13–22. DOI 10.3161/00016454AO2016.51.1.002.
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