Tras cinco días de reunión, más de 19.000 especialistas internacionales y más de 1.500 trabajos presentados, el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica cierra sus puertas hoy en Madrid. Un nuevo medicamento para el cáncer de mama más agresivo, quimioterapia segura para los fetos y menos efectos secundarios en el tratamiento han sido algunas de las noticias más importantes hechas públicas en esta reunión.
El Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO 2014), que este año lleva por lema ‘Medicina de Precisión en el tratamiento del Cáncer’, ha reunido en Madrid a 19.859 profesionales internacionales, de los cuales 1.585 eran españoles.
En el congreso se han presentado más de 1.500 trabajos (113 de investigaciones realizadas en España o con participación española) y se han hecho públicos avances en el tratamiento de distintos tipos de tumor.
Algunos de los más importantes han sido en relación al cáncer de mama metastásico HER2-positivo extendido a otras partes del cuerpo, en el que se ha logrado una mejora en la supervivencia a 16 meses al añadir el fármaco pertuzumab al tratamiento con trastuzumab y quimioterapia.
Los autores confirmaron, tras un seguimiento a largo plazo del estudio CLEOPATRA –un estudio de registro en fase III en 808 pacientes que previamente no habían recibido tratamiento–, beneficios “sin precedentes” en este tipo de cáncer de mama, uno de los más agresivos y que padecen el 25% de las personas afectadas.
“La mejora de la supervivencia observada no tiene precedentes en otros estudios sobre cáncer de mama mestastásico”, asegura Sandra Swain, autora principal del Washington Hospital Center (EE UU).
Según los investigadores, el aumento de la supervivencia global fue consistente en todos los subgrupos de pacientes y la mejora en la supervivencia libre de progresión que se observó previamente se mantuvo a lo largo del seguimiento a largo plazo.
Javier Cortes, director del Programa de Cáncer de Mama en el Instituto de Oncología Vall D´Hebron de Barcelona y también autor del estudio, manifiesta que los resultados son muy significativos. “Este es uno de los mayores logros encaminados a convertir esta patología en una enfermedad crónica en un futuro próximo”.
Menos efectos secundarios
Otro de los estudios presentados en el congreso, a partir de una encuesta europea realizada entre 7.899 pacientes de Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y España, revela que el porcentaje de interrupción del tratamiento por parte de los pacientes españoles es idéntico (un 7%) al de la media del resto de países estudiados.
“De este 7% de pacientes, un 87% seguían un tratamiento citotóxico (como radiación y quimioterapia) y un 13% una terapia hormonal”, explica Reena Khanna, de IMS Health en Londres y primera firmante del trabajo.
La neutropenia –bajada drástica de defensas– es el principal efecto adverso que lleva al abandono de la quimioterapia (36%), seguido de náuseas y vómitos (23%), anemia (21%), neuropatía (17%) y mucositis (15%), mientras que el dolor y los sofocos condicionan el seguimiento de la terapia hormonal.
Los tumores con mayor tasa de abandono coinciden con los de mayor prevalencia en la población (mama y colon). Así, entre los cinco países, el 22% de los pacientes que dejaron el tratamiento tenían un tumor de mama; el 14%, colorrectal y el 13%, cáncer de pulmón no microcítico (células no pequeñas). En el caso de España, los tumores con mayor porcentaje de interrupción del tratamiento fueron mama (16%), colorrectal (15%) y leucemia mieloide crónica (9%).
Cáncer y embarazo
De la misma forma, tres estudios presentados en ESMO 2014 analizaron el impacto de la exposición in utero a la quimioterapia y la radioterapia, la seguridad de biopsiar los ganglios linfáticos durante el embarazo y la evolución de un embarazo no planeado durante el tratamiento de un cáncer.
“Cuando la quimioterapia se administra después del primer trimestre de gestación no hemos detectado ningún tipo de problemas en los niños”, explica Frederic Amant, principal autor del estudio y doctor del Hospital Universitario de Lieja, en Bélgica. “El temor a los efectos de la quimioterapia en el feto no debe ser una razón para interrumpir el embarazo, retrasar el tratamiento del cáncer o provocar un parto prematuro”, concluye.
En el primer estudio se analizó el desarrollo mental y la salud cardiaca de 38 niños expuestos prenatalmente a quimioterapia incluidos en el registro de la Red Internacional de Cáncer, Infertilidad y Embarazo (INCIP, en sus siglas en inglés). Los datos se compararon con 38 niños no expuestos a quimioterapia que actuaron como grupo control.
A una mediana de edad de casi dos años, el desarrollo mental medido por el Índice de Desarrollo Mental estaba en el rango normal para ambos grupos de niños y no había diferencia significativa entre ambos grupos. El tamaño y función cardiaca estaba en el rango normal en ambos grupos.
En un segundo estudio, el equipo de Amant investigó el impacto de la radioterapia en los hijos de mujeres que habían padecido cáncer durante el embarazo. Este estudio incluyó a 16 niños y 10 adultos que habían estado expuestos ‘in utero’ a radioterapia.
Se trata del primer estudio de seguimiento a largo plazo de niños expuestos a radiación médica prenatalmente, y muestra que el estado de salud general, así como el neuropsicológico y conductual estaba en rangos normales. Uno de los niños analizados mostraba un retraso cognitivo grave, sin embargo otras complicaciones del embarazo influían también en este caso.
El doctor Amant espera que estos resultados aporten a los oncólogos médicos la evidencia suficiente para asegurar que las mujeres embarazadas que padecen cáncer reciben el mejor tratamiento.
Embarazo no planificado
Por último, otro estudio del grupo de Amant pone de manifiesto la importancia de pensar en la contracepción durante el diagnóstico y tratamiento del cáncer. El equipo de expertos comprobó la base de datos de la Red Internacional de Cáncer, Infertilidad y Embarazo sobre mujeres que se quedaron embarazadas durante este proceso.
El 3,23% de las pacientes que estaban en la base de datos se quedaron embarazadas después del diagnóstico o durante el tratamiento.
Fedro Alessandro Peccatori, director de la Unidad de Fertilidad y Reproducción de la División de Oncología Ginecológica del Instituto Europeo de Oncología, explica que la incidencia de embarazados no planificados durante el tratamiento de cáncer sigue siendo algo excepcional y raro.
“No obstante, el alto impacto emocional de un embarazo no planificado y las posibles consecuencias para la madre en términos de modificación del tratamiento deberían promover una intervención más rápida y efectiva en este campo”, concluye.