Según un estudio de la Universidad de Málaga

El implante coclear recorta el retraso de los niños sordos para aprender a hablar

Un grupo multidisciplinar de la Universidad de Málaga han observado en este primer año de estudio que, a los tres meses de la implantación, en todos los niños hay una mejora en percepción, esto es, en su capacidad de detectar sonidos de su entorno. Los niños se hacen muy pronto conscientes de que el IC es el dispositivo que les permite oír, y si se les desactiva protestan o hacen gestos para pedir que se les active.

El investigador Ignacio Moreno Torres junto a su equipo
El investigador Ignacio Moreno Torres junto a su equipo.

Un grupo multidisciplinar de la Universidad de Málaga, dirigido por Ignacio Moreno-Torres, está recogiendo información sobre los hitos que marcan el desarrollo del niño sordo con Implante Coclear (IC), y estudian en qué medida el entorno socio-familiar determina ese desarrollo. Esta investigación está incentivada con 101.000 euros por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía.

Los investigadores han observado en este primer año de estudio que, a los tres meses de la implantación, en todos los niños hay una mejora en percepción, esto es, en su capacidad de detectar sonidos de su entorno. Los niños se hacen muy pronto conscientes de que el IC es el dispositivo que les permite oír, y si se les desactiva protestan o hacen gestos para pedir que se les active.

El primer efecto del IC es un aumento en la intensidad de los sonidos que emiten los niños, lo que da lugar a la producción de sonidos próximos a las vocales. “Más adelante, entre los cuatro y seis meses, aparecen sonidos parecidos a las sílabas como bababa, mamama, etc. Sólo uno de los niños parece no seguir esta secuencia de desarrollo, ya que producía abundantes sílabas antes de recibir el IC. Ello podría estar relacionado con el tipo de estimulación recibida (LPC o La Palabra Complementada, sistema que hace posible percibir el habla completamente a través de la vista mediante el uso simultáneo de la lectura labial y una serie limitada de complementos manuales) si bien deberemos esperar aún unos meses antes de comprobar si este progreso inicial se mantiene en el tiempo, y si el causante de este fenómeno es LPC”, explica Ignacio Moreno-Torres.

Aunque hay diferencias entre niños, en general a los seis meses de la activación suelen aparecen las primeras palabras. “El único niño que ha completado el estudio produjo más de 50 palabras distintas en la última sesión”, aclara el profesor Moreno-Torres. Este dato es esperanzador, pues indica que en sólo doce meses de experiencia auditiva ha logrado lo que los niños oyentes suelen hacer en unos dieciocho meses, o sea, está recortando su retraso inicial con respecto a los oyentes.

El desarrollo lingüístico y cognitivo

En la actualidad, existen medios que hacen posible a los sordos adquirir la lengua oral, siendo clave el Implante Coclear. El Implante Coclear, que se lleva realizando desde 1957, viene a hacer las funciones del oído humano, transformando las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo. A pesar de los evidentes logros, el implante no siempre garantiza una progresión lingüística equivalente a la que se observa en los oyentes. Por este motivo, este grupo de investigación de la Universidad de Málaga está estudiando desde el 2007 el desarrollo lingüístico y cognitivo de un grupo de niños implantados antes de cumplir dos años de edad.

Hasta el momento, se han incorporado al proyecto, o están en vías de hacerlo, once niños (sobre un total de doce previstos inicialmente). De ellos, siete han sido implantados en el Hospital Clínico Universitario San Cecilio (Granada) y cuatro, en el Hospital Clínico Universitario de Las Palmas. De cada niño se llevan a cabo un total de nueve tomas de datos. La primera se realiza pre-implante; las demás se llevan a cabo cada mes y medio a partir de la fecha de activación.
En un futuro, manteniendo la misma hipótesis de partida (papel crítico del entorno socio-familiar), se realizará otro estudio que permita obtener datos de gran valor sobre las siguientes fases del desarrollo del niño. En particular, se pretende estudiar el desarrollo lingüístico a medio plazo (fonología, léxico y gramática) tras tres o cuatro años de uso del IC. Además, se espera evaluar hasta qué punto están preparados estos niños para acceder a la escuela primaria en igualdad de condiciones que sus pares oyentes.

Fuente: Innovapress
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