Dos doctorandos de la Universidad de Valladolid investigan en el Campus de La Yutera, en Palencia, el hongo causante del chancro resinoso del pino (Fusarium circinatum), que afecta a diferentes especies aunque con especial incidencia al Pinus radiata. Los daños que provoca este hongo en los árboles son heridas y deformaciones (los denominados chancros) en ramas y tronco, así como una abundante producción de resina, lo que origina que las ramas de la parte alta del árbol se sequen y, en último término, que el árbol muera.
Julio Díez, investigador del departamento de Producción Vegetal y Recursos Forestales de la Universidad de Valladolid, detalla a DiCYT que se están estudiando aspectos como “la distribución o la agresividad del hongo”, y sobre todo cómo controlar la enfermedad, que es el apartado más interesante. Pese a ser de reciente aparición, ya que su detección en Europa se produjo en 2004 en viveros de Asturias y Cantabria, el hongo se encuentra ya “en toda la Cornisa Cantábrica” y también está presente en Castilla y León, apunta.
En este sentido, los científicos conocen que la principal vía de transmisión de la patología a grandes distancias es la semilla y las plántulas (plantas jóvenes) infectadas, por lo que el control a estos niveles es fundamental. Dentro de un vivero o en el monte la enfermedad se puede transmitir por diferentes medios como el agua, el aire o los insectos.
Chancro del castaño
El laboratorio de Plagas y Patologías Forestales de la Universidad de Valladolid, situado en la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia, cuenta en la actualidad con siete doctorandos y con un grupo de investigadores que trabaja en otras líneas, como es el Chryphonecteria parasitica, la especie de hongo que causa el chancro del castaño, que está causando una gran incidencia en El Bierzo, donde se está trabajando en una de las tesis en marcha.
“Hay unas cepas que provocan la enfermedad y otras que no pero, las cepas que no causan la enfermeda cuando entran en contacto con las que sí se produce una conversión y se infectan”, apunta. De este modo, se trata de un problema de infección. “Estamos trabajando en el control con hipovirulencia”, asegura el experto, un método por el que se atenúan los efectos gracias a la inoculación de un hongo de la misma cepa y de características similares. El árbol sufre entonces lesiones que es capaz de contener y el choque entre ambos hace que el hongo dañino pierda potencia para dañar al árbol. De esta forma, este sistema es capaz de excluir a las cepas virulentas ya existentes y prevenir nuevas infecciones.
El grupo investiga también otro hongo patógeno, el Gremmeniella abietina, que afecta en este caso al pino carrasco en Castilla y León; y, hace escasas fechas, en colaboración con las universidades de Valencia y Extremadura y el laboratorio alemán Consultant Tree Diseases, logró identificar un hongo responsable de la alta mortalidad de los alisos en el norte de España. Los resultados de este trabajo científico fueron publicados en la revista Plant Pathology, una de las de mayor impacto de su sector. “En todos estos trabajos tratamos de estudiar el organismo que produce la enfermedad y trabajamos en su control”, resume el investigador.
Chancro resinoso
El chancro resinoso de los pinos causado por el hongo Fusarium circinatum afecta a al Pinus radiata, aunque también son susceptibles el Pinus pinaster y el Pinus halepensis y es capaz de infectar árboles de Pinus silvestris y Pinus nigra. En plantas jóvenes, se detecta por el amarilleo y seca de hojas inferiores que progresa en sentido ascendente hasta quedar totalmente secas