Las medusas compiten con los peces en igualdad de condiciones pese a su ceguera y su lentitud. Así lo revela un trabajo liderado por la Universidad de Oviedo y el Instituto Español de Oceanografía (IEO), que además, alerta sobre el riesgo de un cambio en el ecosistema marino por la sobreexplotación pesquera.
Son depredadoras ciegas, lentas y muy antiguas. A pesar de estos aparentes hándicaps, las medusas también son cazadoras excepcionalmente efectivas gracias a que han evolucionado aumentando el contenido de agua en sus tejidos, lo que las ha hecho grandes y gelatinosas. Tanto es así, que compien con los peces en igualdad de condiciones.
“Mientras que los peces han desarrollado una gran agudeza visual para detectar a las presas, las medusas dependen de un sistema primitivo basado en el contacto directo con la presa. La clave de su éxito radica en que, al aumentar el tamaño de su cuerpo, desplazan una mayor cantidad de agua y arrastran a más presas hacia sus tentáculos”, afirma José Luis Acuña, profesor de la Universidad de Oviedo.
“Se trata de una estrategia efectiva siempre que la velocidad de natación de la medusa sea suficientemente lenta”, señala Ángel López-Urrutia, investigador del Centro Oceanográfico de Gijón del IEO.
Acuña y López-Urrutia, junto con Sean Colin, profesor de la Roger Williams University de EE UU, son los autores del primer estudio basado en datos experimentales que explica la estrategia evolutiva seguida por las medusas y el delicado equilibrio que las une a los peces. El trabajo de estos tres científicos se publica esta semana en Science.
La misma tasa de depredación
La investigación confirma que la sobreexplotación de los stocks pesqueros puede derivar en un cambio del ecosistema marino que favorezca la expansión de las medusas frente a los peces. Las medusas son unos depredadores tan eficaces como los peces, por lo que “están preparadas para ocupar el papel de los peces ante la sobreexplotación o cualquier otro daño que sufran las poblaciones de estos últimos”, aseguran.
Con el fin de valorar la eficacia en la obtención de alimento, los investigadores tuvieron en cuenta la diferente densidad corporal de materia orgánica de medusas y peces; y observaron que, cuando se comparan organismos con la misma cantidad de materia orgánica, la tasa de depredación es la misma en medusas y peces. "Técnicas alométricas como las que hemos aplicado, que tienen en cuenta el tamaño y la temperatura del agua en la que viven, permiten analizar con un alto nivel de precisión el gasto energético y la capacidad de adquisición de alimento de distintos organismos”, afirma Ángel López-Urrutia.
Para llegar a estas conclusiones, Acuña y López-Urrutia contaron con la colaboración de Sean Colin, de la Roger Williams University de EE UU, especialista en la natación y la alimentación de las medusas. Los investigadores recopilaron datos de alimentación, respiración y natación de medusas, peces, y sus presas, que combinaron con ecuaciones biomecánicas para producir una síntesis que aúna experimentación y reflexión teórica.
La investigación ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación a través del proyecto CONSOLIDER Malaspina 2010: Expedición de Circunnavegación, Cambio Global y Exploración de la Biodiversidad del Océano Global. Ha contado con el apoyo del Campus de Excelencia Internacional de la Universidad de Oviedo y con la colaboración del Acuario de Gijón en la aportación de material de estudio.
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