La Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) coordina un proyecto del Consorcio Europeo de Matemática Industrial (ECMI, por sus siglas en inglés) para la implantación de másteres de matemática industrial. Luis L. Bonilla, catedrático de Matemática Aplicada de la UC3M, impulsó durante su presidencia del ECMI, que finalizó a principios de 2008, la coordinación de este tipo de programas entre distintas universidades europeas. Fruto de este trabajo son los másteres en matemática industrial en los que se pretende formar a personal especializado en las necesidades de la industria y que comenzarán en el curso académico 2009-2010.
El ECMI trabaja con la misión fundamental de fomentar las aplicaciones de las matemáticas en la industria europea dada su creciente necesidad de tecnología del conocimiento. En este sentido, destaca su objetivo educativo: “Es importante formar a los futuros matemáticos industriales pues en las licenciaturas normales no se trabajan aspectos necesarios para resolver las necesidades de la industria”, explica Luis L. Bonilla, del Instituto Gregorio Millán de Fluidodinámica, Nanociencia y Matemática Industrial de la UC3M. Estos másteres ya se están impartiendo en muchas de las universidades que forman parte del ECMI pero “pensamos que era hora de ponerlos en común, renovar ciertas partes del programa y tratar de fomentar masteres coordinados entre numerosas universidades europeas”, explica.
Los másteres están pensados bajo el esquema de Bolonia, es decir, para graduados que hayan cursado un mínimo de 180 créditos, lo que supone tres años de estudios previos. Posteriormente, la estructura de los másteres establece un primer año y medio centrado en cursos, asignaturas o laboratorios mientras que el medio restante se invertirá en la elaboración de una tesis final en un entorno industrial. “Algunos de los alumnos tendrán tutores en una industria y también uno académico”, según Bonilla. Aparte de elaborar los programas de las asignaturas y el esqueleto del master, el ECMI también ha previsto varias asignaturas piloto en una dimensión de “campus virtual” que podrán transplantarse dentro de los organismos participantes.
En el caso español, los másteres están abiertos a licenciados o ingenieros de acuerdo con la legislación vigente dado que “pretendemos que sean masteres oficiales homologables a cualquier otro que haya en el país con la idea de que sea un proyecto piloto al que se puedan añadir otros centros nacionales o europeos interesados” menciona Bonilla. El proyecto está despertando interés y otras universidades no adscritas, como la de Grenoble o Chalmers, ya han mostrado su disposición a aplicarlos e incorporarse a la red europea de estos masteres.
La matemática industrial la definen las necesidades de modelización matemática, resolución de modelos y validación de respuestas a los problemas de la industria. Por ejemplo, proyectos como el Genoma Humano producen una cantidad ingente de información que hay que procesar con técnicas matemáticas que “son muy útiles pero que quizás químicos, biólogos o médicos no conozcan en profundidad”, menciona Bonilla. La resolución de los problemas inversos que se plantean en la industria también necesita de soluciones matemáticas. Este tipo de problemas consisten en la medida indirecta de parámetros en la periferia de un sistema para tener una imagen de su interior, como es el caso de los conocidos TAC usados en medicina. Otro ejemplo que también plantea un problema inverso es la búsqueda de yacimientos de petróleo en la que se emiten ondas acústicas que penetran en el suelo y cuyos reflejos se deben analizar para saber cómo es el estrato del yacimiento. Según el investigador, “para todos estos problemas se necesitan estudios matemáticos del problema inverso que no son en absoluto triviales”. Los matemáticos industriales, apuestas de futuro.
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