La calidad científica y la colaboración con el sector empresarial son características comunes a los tres trabajos ganadores de los Premios de Investigación 2009 de la Real Academia Gallega de Ciencias (RAGC), como explicado hoy su presidente Ernesto Viéitez durante la presentación de los proyectos galardonados. Los premios serán entregados el 3 de diciembre en Santiago de Compostela.
Los dos trabajos de investigación que merecieron el máximo reconocimiento de la Real Academia fueron expuestos esta mañana por sus autores, que coincidieron en apreciar especialmente esta distinción por proceder de su propia comunidad, la científica.
Viéitez aprovechó la ocasión para anunciar la apertura de la convocatoria de la próxima edición de los premios, que cumplen su vigésimo aniversario en 2010. Con este motivo, los galardones quedarán, en esta edición y las posteriores, abiertos a investigadores de toda España y Portugal, después de estar limitados a la comunidad científica gallega hasta ahora.
Además, la categoría del Premio de Investigación para científicos consolidados, de nuevo dotada con 6.000 euros, se completará con un galardón dotado con 2.000 euros para la promoción de jóvenes investigadores, mediante el que se reconocerá el trabajo de los científicos menores de 28 años. La convocatoria estará abierta hasta el 20 de julio de 2010.
Mejora de la calidad del Albariño
Los doctores Carmen Martínez Rodríguez, de la Misión Biológica de Galicia (Pontevedra), y Alfonso V. Carrascosa Santiago, del Instituto de Fermentaciones Industriales (Madrid), ambos centros pertenecientes al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), son los coordinadores de los equipos galardonados con el Premio de Investigación 2009 por su ‘Estudio para la mejora de la calidad del vino Albariño’.
El trabajo premiado es fruto de una investigación de ocho años que tuvo su origen en el comienzo de la colaboración del CSIC con Bodegas Terras Gauda, bodega de la Denominación de Origen Rías Baixas ubicada en O Rosal, para mejorar la calidad del vino Albariño mediante la identificación de las mejores cepas y de las levaduras más eficaces bajo las condiciones concretas de los viñedos de esta comarca del suroeste de la provincia de Pontevedra.
La utilización de variedades autóctonas de alta calidad es una de las prioridades en el mercado vitivinícola, ya que la selección de las cepas más resistentes a los patógenos es vital para poder abordar la utilización de cultivos cada vez más ecológicos reduciendo al mínimo el uso de plaguicidas y productos fitosanitarios.
Entre los años 2003 y 2005 el grupo de investigadores de la Misión Biológica de Galicia realizó una selección a partir de 115 clones de Albariño conservados en los viñedos de la bodega colaboradora. Después de comprobar que pertenecían efectivamente a esta variedad y de identificar los mejores por su índice de fertilidad y productividad, su resistencia a las tres enfermedades de mayor incidencia en los viñedos gallegos y sus características enológicas (acidez, grado alcohólico, PH, compuestos aromáticos) y organolépticas, finalmente fueron seleccionados 22.
Actualmente, se está estudiando la posibilidad de proteger legalmente este material vegetal, una tarea más compleja a nivel de trámites que la que se realizó en el caso de la levadura, el otro elemento clave de la investigación.
La levadura está presente de forma natural en la uva, por lo que el proceso de fermentación natural está asegurado, pero en los últimos años se descubrió que el uso de levaduras propias cultivadas y añadidas convenientemente a los mostos permiten mantener la calidad y el aroma del vino en todas las cosechas.
Por este motivo, entre los años 2005 y 2007 los investigadores del grupo del Instituto de Fermentaciones Industriales realizaron, de nuevo con la colaboración de la bodega, un trabajo de selección de levaduras ecotípicas (propias de la zona) que dio como resultado la elección de una en particular. La cosecha de 2009 fue vinificada en su totalidad con esta levadura, que había sido patentada conjuntamente por Terras Gauda y el CSIC el año pasado.
Patógenos del rodaballo peligrosos para el hombre
Por primera vez en la historia de los Premios de Investigación, el pleno de la Real Academia Gallega de Ciencias resolvió otorgar una mención honorífica por la elevada calidad del trabajo realizado por Beatriz Magariños Hierro y Nuria Castro Iglesias, del Grupo de Patología en la Acuicultura (Departamento de Microbiología y Parasitología) de la Universidad de Santiago de Compostela, titulado ‘Avances en el conocimiento del patógeno emergente de rodaballo Edwardsiella tarda’.
Según datos de la Junta Nacional Asesora de Cultivos Marinos (Jacumar), de las costas gallegas salieron en 2008 un total de 6.868 toneladas de este pescado plano, el 96,27% de la producción total en España. Debido principalmente al carácter intensivo de los sistemas de producción acuícola, las enfermedades infecciosas representan uno de los mayores factores de riesgo limitantes del éxito y de la viabilidad de la acuicultura. Se estima que no menos del 10% del total de los animales acuáticos cultivados en el mundo se pierden directamente por culpa de parásitos, bacterias, virus y hongos.
La importancia de las pérdidas económicas causadas por estas infecciones provocó un interés creciente por estudiar las patologías que las producen, pero, a pesar de los esfuerzos investigadores, la acuicultura intensiva lleva a que continuamente surjan nuevas enfermedades. Una de las consideradas emergentes en la acuicultura es la Edwardsiella tarda, asociada a altas mortalidades de rodaballo cultivado en Europa.
El Grupo de Patología en la Acuicultura de la Universidad de Santiago de Compostela llevó a cabo un proyecto de investigación que le permitió caracterizar las cepas de Edwardsiella tarda identificadas en rodaballo de cultivo procedentes de epidemias ocurridas durante los últimos años en distintas zonas de Europa, además de evaluar distintos métodos de diagnóstico, lo que les permitió dar con uno altamente específico y sensible para la rápida detección del patógeno.
El estudio concluyó también que estas cepas tienen un elevado grado de virulencia, con capacidad para tener efectos mortales en el rodaballo, pero incluso también para infectar al grupo de los homeotermos -los seres vivos que tienen la capacidad de mantener su temperatura corporal dentro de unos límites-, entre los que se encuentran los seres humanos, por lo que el patógeno podría representar un riesgo para la salud pública.
Por último, el grupo consiguió desarrollar una vacuna que proporciona niveles de protección frente a la edwardsielosis superiores al 90% incluso seis meses después de la administración. Por este motivo, las investigadoras pusieron de manifiesto su recomendación de que sea incluida en el calendario de vacunas para el cultivo del rodaballo.
Conservación del castaño y del alcornoque
Nieves Vidal y Ana María Vieitez, del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (centro del CSIC situado en Santiago de Compostela), y María Rosario Fernández y Beatriz Cuenca, del Departamento de Mejora Agroforestal de la empresa Tragsa (Ourense), recibirán el próximo 3 de diciembre el Premio al Mejor Trabajo publicado en la Revista de la Real Academia Gallega de Ciencias por el artículo ‘Desarrollo de bancos de germoplasma de castaño y alcornoque mediante crioconservación de ápices caulinares y embriones somáticos’.
Los experimentos descritos en el artículo demuestran la posibilidad de conservar a largo plazo muestras de castaño y alcornoque mediante la crioconservación en nitrógeno líquido, con buenas perspectivas de dar lugar a plantas viables después de su descongelación. Los resultados obtenidos permiten, por primera vez, el desarrollo de un banco de germoplasma (cualquier parte de una planta que tenga capacidad para generar una planta nueva genéticamente idéntica a la original, es decir, un clon) con fines aplicados de estas dos especies vegetales estratégicas amenazadas por el ataque de patógenos y por una explotación irracional.
Los resultados obtenidos hasta el momento permiten llevar a cabo el almacenamiento de muestras seleccionadas de las dos especies, aunque las tasas de recuperación del crecimiento después de su descongelación son mejores para el alcornoque que para el castaño. Sin embargo, las científicas siguen trabajando convencidas de que, modificando los protocolos utilizados, conseguirán optimizar la regeneración de las plantas.