Luis Rubalcaba Bermejo, profesor titular del departamento de Economía Aplicada y del Instituto de Análisis Económico y Social de la Universidad de Alcalá (UAH), coordina un proyecto de investigación de un consorcio de once instituciones europeas aprobado por el VII Programa Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Unión Europea 2007-2013 (7PM). Destaca la favorable evaluación de los expertos independientes que trabajan para los servicios de la Comisión Europea, que han puntuado el proyecto que lidera Rubalcaba con un 14 sobre 15. Se trata del primer contrato firmado por la Comisión y la Universidad de Alcalá dentro del 7PM.
El VII Programa Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico (7PM) es el principal instrumento de la Unión Europea en materia de financiación de la investigación, y cuenta con un presupuesto de 53,2 millones de euros para los siete años de duración.
El proyecto titulado 'La contribución del sector de los servicios público y privado al crecimiento y bienestar europeo, y el papel de las redes públicas y privadas de innovación', que lidera el profesor Rubalcaba y en el que participan un total de once socios europeos –nueve universidades, un centro de investigación y una pyme–, ha sido concedido dentro del área de Ciencias Socioeconómicas y Humanidades, una de las diez que integran el programa específico "Cooperación" del 7PM.
El presupuesto total del proyecto, cuya duración es de tres años, es de 1.480.141 euros, de los que la UAH recibirá más del 19%. Hasta el momento, es el único liderado por la universidad.
Además de profesor de la UAH, Luis Rubalcaba es presidente de la asociación europea de investigación sobre el sector servicios RESER y director del Área de Servicios, Innovación y Competitividad del Instituto Servilab. Asimismo, cuenta con una dilatada experiencia como investigador y gestor de proyectos, tanto en el ámbito nacional como europeo.
Más información sobre el 7PM:
http://cordis.europa.eu/fp7/home_es.html
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El crecimiento económico suele considerarse una forma segura de aumentar el bienestar de las personas en los países menos desarrollados. Sin embargo, un estudio dirigido por la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad McGill de Canadá sugiere que existen buenas razones para cuestionar esta suposición.
