La diagonal europea es un eje de las ciudades y territorios del sur europeo que se inicia en Lisboa, y atraviesa Madrid, Barcelona y Marsella hasta Milán. Su integración y potenciación es “la gran oportunidad de desarrollo del sur del continente”, según la investigación Construyendo la diagonal europea que dirige la Fundación Metrópoli, y que analiza las fortalezas de cada ciudad y las propuestas arquitectónicas para desarrollarlas.
Las ciudades que componen esta diagonal “lideran las economías del sur de Europa” y han sido las más dinámicas de esta área en los últimos años, pero, para integrar y fomentar el desarrollo de esta región, cada una deberá “innovar”, especializarse y complementar a las demás, explicó el arquitecto Alfonso Vegara, presidente de la Fundación Metrópoli, durante el II Congreso Internacional de Arquitectura “Construyendo la ciudad del futuro”, clausurado hoy en Madrid.
La investigación de Metrópoli, elaborada durante dos años con la colaboración de universidades de europeas y estadounidenses, cuenta con el apoyo de los alcaldes de las principales ciudades, y recoge propuestas arquitectónicas que contribuirán a la creación de esta diagonal.
La arquitectura debe crear en las ciudades un ambiente “que atraiga el talento”, el bien fundamental por el que las urbes compiten hoy, señala Vegara. En su opinión, son las ciudades y no los países quienes compiten a nivel internacional y para tener éxito, “no basta con que solucionen sus déficits” sino que es esencial que alcancen “la excelencia” en sus puntos fuertes, como ya concluía un estudio previo de esta misma fundación y que analiza el desarrollo de proyectos urbanísticos en 20 ciudades de todo el mundo.
La diagonal europea tendría cuatro “diamantes”, zonas donde la integración es más intensa, y Madrid, Barcelona y Valencia forman parte de uno de ellos. “La coordinación de universidades, centros de investigación y empresas es esencial para potenciar la innovación” y que todas ganen, afirma a SINC Alfonso Vegara.
“Madrid tiene dos ventajas competitivas importantes, los puertos de Barcelona y Valencia”, asevera Vegara. Algo que será importante cuando el aumento de la capacidad del canal de Suez potencie los puertos del Mediterráneo en las conexiones de Europa con Asia.
Madrid, nodo económico, de transporte e innovación
El proyecto asigna a Madrid un papel de nodo económico, financiero, de innovación y de transporte. Por su situación geográfica y por las infraestructuras que dispone, como el aeropuerto de Barajas o las líneas de tren de alta velocidad, la urbe puede ser el enlace entre Europa y otros continentes.
La investigación concluye que la mayoría de los “elementos de excelencia” de la capital española se concentran en el área que rodea la M-30. La circunvalación es una barrera que agrupa casi todos los museos, teatros, los hoteles de cuatro y cinco estrellas, universidades, mejores líneas de transporte colectivo y zonas con una mayor proporción de población que trabaja en profesiones creativas.
La ciudad no necesita una autopista urbana tan pequeña, como lo prueba la situación de París o Londres, que carecen de circunvalaciones de esa escala, y podría transformarse en un “ecobulevar”, un eje peatonal, anillo de la nueva arquitectura y de transporte colectivo y escenario para la creatividad, que podría favorecer a la ciudad en su candidatura olímpica.
“Ecosistemas de innovación”
Los puntos fuertes de Barcelona son su creatividad y su puerto. Para ella, el proyecto propone la construcción de parques de innovación que creen “un ecosistema de innovación”. Sitges, muy bien conectado y con un ambiente tolerante y abierto está inmerso en un proyecto que transforme su perfil turístico en polo de creatividad construyendo un parque tecnológico de innovación que aproveche su mediterraneidad y posibilidades de ocio para atraer al talento.
Valencia tiene las ventajas de su puerto, de una economía muy diversificada y creativa y con un sector de la construcción muy potente. “La gran opción de la Comunidad Valenciana es vender al mundo su potencia para construir ciudades”, afirmó Vegara.
Durante el congreso, en el que han participado arquitectos como Thom Mayne, Alejandro Zaera o Peter Cook, se han debatido cuestiones como las nuevas formas de entender la arquitectura, el urbanismo, la transnacionalidad de los proyectos o el papel que desempeñan los políticos.
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