El hallazgo fue revelado por el ornitólogo Rafael Bessa durante el Festival Brasileño de Birdwatching celebrado la semana pasada, e implica la creación de un plan de conservación tanto para la especie como para su hábitat: el Cerrado brasileño. Los investigadores cuentan con la existencia de una población mínima de una docena de ejemplares.
Hace casi un siglo que no se veían los llamativos ojos azules de un ave extremadamente rara. Tanto es así que se creía extinta. Su nombre es columbina ojiazul (Columbina cyanopis) y ha protagonizado una de las historias más emocionantes de la conservación en Brasil cuando un grupo de investigadores anunciaron su “redescubrimiento”.
Esta ave, de la familia de las palomas, fue documentada por última vez en 1941, y ahora se ha localizado en un lugar dentro del estado brasileño de Minas Gerais. Sin embargo, el avistamiento de solo 12 individuos invita a ser cautelosos y preservar su hábitat.
El hallazgo fue revelado por el ornitólogo Rafael Bessa durante el Festival Brasileño de Birdwatching celebrado la semana pasada. El ave fue presentada como la ‘especie X’ y por primera vez en la historia, su canto fue escuchado por el público presente.
“Regresé al lugar y pude registrar su canto con mi micrófono. Así reproduje el sonido y el pájaro se posó en un arbusto florido, viniendo hacia mí. De esta manera pude fotografiarlo, y cuando miré la foto cuidadosamente me percaté de que había registrado algo inusual. Mis piernas comenzaron a temblar de la emoción”, describe Bessa.
Durante los últimos meses un grupo de investigadores –respaldados por SAVE Brasil, Rainforest Trust y Butantan Bird Observatory– han trabajado en secreto para documentar científicamente este descubrimiento y simultáneamente desarrollar un plan de conservación que asegure la supervivencia a largo plazo de esta ave amenazada.
Protección de su hábitat
La columbina ojiazul habita exclusivamente en Brasil y está amenazada a causa de la destrucción del Cerrado brasileño, un tipo de hábitat que se asemeja a la sabana. Pero el júbilo por el hallazgo rápidamente se tornó en pensamientos sobre cómo actuar con premura para salvar a las aves que aún sobreviven.
“Ahora estamos preocupados por la conservación de esta especie”, explica Rafael Bessa. “Estamos trabajando en diversos frentes para crear este plan. La acción principal es asegurar que el área donde se localizó se convierta en zona protegida, lo que beneficiaría no solo a la columbina ojiazul sino a muchas otras especies amenazadas que viven aquí”, añade.
“Aumentar el conocimiento de la biodiversidad brasileña es el primer paso para asegurar su conservación”, explica Luciano Lima, del Instituto Butantan. “De esta manera contribuimos a mejorar la calidad de vida y la salud de todas las especies, incluida la nuestra propia”, subraya.
La investigación de campo, la clave
Justo después de observar por primera vez esta especie, en julio de 2015, el ornitólogo Rafael Bessa contactó con Lima, del Instituto Butantan. Con el apoyo del Instituto y de SAVE Brasil comenzaron a estudiar la especie. Se formó un grupo de investigadores que incluía también a los ornitólogos Wagner Nogueira, Marco Rego y Glaucia Del Río, los dos últimos de la Universidad del Estado de Louisiana (EEUU).
“Este redescubrimiento nos demuestra que la investigación de campo más básica sigue siendo necesaria y que una reacción inmediata es necesaria para la conservación de la biodiversidad”, comenta Jorge Orueta, del área internacional de SEO/BirdLife.
Entretanto, ni la localización exacta de la especie ni su canto serán revelados por los investigadores hasta que concluya el plan de conservación y se pongan en marcha las medidas de gestión propuestas.