Un equipo de investigación internacional con participación española ha compilado el conjunto de datos genómicos más grande de Brasil para demostrar que las comunidades sambaqui en las costas sur y sureste no representaban una población genéticamente homogénea. El estudio lo atribuye a diferentes trayectorias demográficas, posiblemente debido a contactos regionales con grupos del interior.
Las comunidades sambaquis (palabra que designa los 'montículos de conchas'), se establecieron hace unos 8 000 a 1 000 años a lo largo de un tramo de más de 3 000 kilómetros en la costa este de América del Sur. Según los registros arqueológicos, los constructores de sambaquis compartían claras similitudes culturales. Sin embargo, contrariamente a lo que se esperaba, estos grupos de personas poseían diferencias genéticas significativas.
Así lo sugiere un equipo de investigación internacional, coliderado por el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) —un centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra (UPF)—, junto a la Universidad de Tübingen, la Universidad Brasileña de São Paulo y la Universitat de València, que ha compilado el conjunto de datos genómicos más grande de Brasil para demostrar que las comunidades sambaqui en las costas sur y sureste no constituían una población genéticamente homogénea.
Se pueden encontrar montículos de varios cientos de metros de largo y, ocasionalmente, de más de treinta metros de altura en la costa atlántica de Brasil. “Estas reliquias culturales, conocidas como ‘sambaquis’, se levantaron durante un período de 7 000 años”, explica el primer autor, Tiago Ferraz.
Estas construcciones “consisten principalmente en conchas y otros residuos diarios que se fosilizaron con el tiempo”, sostiene Ferraz. Los sambaquis fueron utilizados por las antiguas poblaciones indígenas "como vivienda, cementerio y demarcación territorial, y se encuentran entre los fenómenos arqueológicos más fascinantes de la América del Sur precolonial”, añade.
La investigadora del IBE Tábita Hünemeier, corresponsable del estudio, lo expone de esta manera: “Los sambaquis siempre fueron construidos de manera similar durante un largo período de tiempo en una amplia área. Las comunidades asociadas compartían similitudes culturales. Sus orígenes, historia demográfica y encuentros con cazadores recolectores del Holoceno temprano del interior, junto con su rápida desaparición, han planteado varias preguntas que exploramos en este estudio”.
Por su parte, el paleontropólogo André Strauss, del Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo y autor principal, señala que “para aclarar la historia de la población de las sociedades indígenas en la costa este de América del Sur, hemos generado datos del genoma completo de 34 individuos de cuatro regiones diferentes de Brasil, que tenían hasta 10 000 años de antigüedad”.
Estos datos “incluyen información genómica de ‘Luzio’, un esqueleto encontrado en un río sambaqui llamado Capelinha. Se considera la evidencia más antigua de presencia humana en el sureste de Brasil”, destaca Strauss.
En el trabajo de investigación, los investigadores muestran que los primeros cazadores recolectores del Holoceno eran genéticamente distintos entre sí y de las poblaciones posteriores que vivieron en el este de América del Sur. Esto sugiere que no hubo relaciones directas con los grupos costeros posteriores. Los análisis del equipo también indican que los grupos contemporáneos de sambaquis de la costa sureste de Brasil, por un lado, y de la costa sur de Brasil, por el otro, eran genéticamente heterogéneos.
Según el estudio, la intensificación de los contactos entre las poblaciones del interior y la costa, hace unos 2 200 años, estuvo acompañada de una marcada disminución en la construcción de montículos de conchas. Durante el mismo periodo, se produjeron importantes cambios ambientales. El análisis de isótopos de estroncio también ha demostrado que es precisamente en ese momento cuando aparecen individuos no locales en el registro arqueológico.
Las proporciones isotópicas del elemento estroncio se fijan en el esmalte de los dientes que se forma durante la infancia, lo cual representa los valores del área geológica subyacente en la que vivió el individuo, y estos se pueden comparar con los valores esperados del área donde fue posteriormente enterrado, lo que puede evidenciar si el individuo pasó la infancia en la misma zona o no.
“Es interesante ver que la presencia clara de, al menos, un individuo femenino no local después del 50 a.C. coincide con cambios en los patrones de residencia posmatrimoniales y con cambios en la dieta revelados por análisis de isótopos estables de carbono y nitrógeno”, comenta el arqueólogo biomolecular Domingo C. Salazar de la Universitat de València.
“Bien podría significar que una vez que se desarrolló un mayor grado de movilidad humana en la región, la influencia de los recién llegados contribuyó a reducir la presencia de los elementos tradicionales de esta cultura tan duradera”, agrega. Los expertos creen que todas estas influencias pueden haber llevado en última instancia al final de la arquitectura de montículos de conchas.
“Nuestros resultados muestran que las comunidades sambaqui en las costas sur y sureste no representan poblaciones genéticamente homogéneas. Ambas regiones mostraron trayectorias demográficas diferentes, posiblemente debido a la baja movilidad de los grupos costeros”, declara el autor principal Cosimo Posth del Centro Senckenberg para la Evolución Humana y el Paleoambiente de la Universidad de Tübingen.
El científico advierte que las observaciones contrastan con las similitudes culturales descritas en el registro arqueológico. “Necesitamos realizar más estudios regionales y a microescala para aprender más sobre la historia genómica de América del Sur”, concluye.
Referencia:
Ferraz T. et al. “Genomic history of coastal societies from eastern South America” Nature ecology & evolution (2023)