Investigadores de la Universidad Pompeu Fabra han analizado los efectos de la crisis en el llamado “absentismo” laboral. El número de episodios por ausencia no relacionada con el trabajo aumenta en ambos sexos, especialmente en las mujeres. Las bajas debidas a afectaciones musculoesqueléticas son más largas en mujeres.
El mercado laboral español se sigue resintiendo tras la fuerte crisis económica que se inició en 2008. A finales de 2015, la tasa de paro en España se mantenía en un 21,8%, porcentaje que ascendía al 46,6% en el caso de la población menor de 25 años (datos del Instituto Nacional de Estadística). Las crisis económicas afectan de varias maneras a la salud de las personas en general, y de las que trabajan en particular, vinculando, por ejemplo, periodos de recesión económica con incrementos en las muertes debidas a alcoholismo y suicidio.
El Centro de investigación en Salud Laboral de la Universidad Pompeu Fabra (CiSAL) ha realizado un estudio, publicado en la revista Social Science and Medicine, para determinar el impacto que ha tenido la crisis económica global en la salud de los trabajadores, centrándose en la duración de las ausencias laborales causadas por afectaciones en principio no relacionadas con el trabajo. Las llamadas incapacidades por enfermedad común.
Para llevar a cabo la investigación, el equipo científico liderado por Fernando G. Benavides, investigador principal en el CiSAL, ha comparado los datos provenientes de ocho mutuas laborales que cubrían a casi un millón de trabajadores en total durante los años 2006 y 2010.
De forma general, los resultados de la investigación muestran un ascenso en el número de incapacidades por enfermedad común: se pasó de 441.689 episodios en el año 2006 hasta los 541.419 en 2010.
Este ascenso fue muy notable en el caso de las mujeres, donde el número de episodios de ausencia laboral se incrementó en más del 50%. Sin embargo, la investigación demuestra que la duración de estos episodios en mujeres disminuyó.
“Muchas mujeres que se dedicaban al cuidado del hogar y la familia se han podido ver en la necesidad de entrar en el mercado laboral, ante la falta de ingresos en la familia”, comentan los autores. “En esta situación, es probable que las mujeres hayan preferido aceptar trabajos de media jornada para así poder compaginarlos con las tareas del hogar, de las que siguen asumiendo la total responsabilidad. Es por esto que seguramente deciden reducir la duración de sus ausencias laborales, ya que si no lo hacen, su sueldo se ve afectado”.
Los expertos han visto que las enfermedades más comunes relacionadas con las ausencias laborales debidas a dolencias no desarrolladas en el puesto de trabajo son las afectaciones musculoesqueléticas, respiratorias y infecciosas. Sin embargo, las afectaciones que provocan unas ausencias más largas son los trastornos mentales. El equipo de Benavides destaca la presencia de un aumento en el número de casos de ausencias debidas a trastornos mentales en el año 2010. Este incremento se ha doblado en el caso de las mujeres.
Profundizando en las diferencias de género
Los datos que proporciona este estudio sacan a la luz las diferencias existentes entre hombres y mujeres en el mercado laboral, así como la afectación que la crisis ha podido provocar en un género u otro. Para determinar el impacto que tienen las diferencias de género en la vida laboral de los trabajadores, el CiSAL ha elaborado también otro estudio centrado únicamente en las bajas por afectaciones musculoesqueléticas (lumbago y ciática en su mayoría).
Este segundo estudio, publicado en la revista Journal of Epidemiology and Community Health, se basa en más de 350.000 casos de ausencia laboral por incapacidad debida a afectaciones musculoesqueléticas en principio no relacionadas con el trabajo y registrados en Cataluña entre los años 2005 y 2008. Los resultados revelan que este tipo de bajas son más largas en mujeres.
Sin embargo, en hombres se observa una tendencia a alargar la baja a medida que aumenta la edad, mientras que este patrón no se da en mujeres: tras un período inicial con un aumento en la duración de la ausencia laboral, a partir de los 31 años los episodios se hacen más cortos, hasta llegar a los 45 años.
Los grupos de edades subsiguientes recuperan la tendencia a alargar la baja, aunque sigue siendo más corta que la de las mujeres menores de 41 años. Este comportamiento se ha observado sobre todo en los casos de lumbago, uno de los trastornos más comunes y costosos de la ausencia laboral en principio no relacionada con el trabajo.
Según Benavides, “es muy probable que la duración más larga de las bajas en mujeres se deba a las desigualdades muy presentes a la hora de dividir el trabajo remunerado y el doméstico según el género. Las mujeres son las que normalmente asumen múltiples roles, cosa que les provoca una sobrecarga de trabajo que puede influir en la salud y, por tanto, en la duración de la baja”.
La relación entre las mujeres y una mayor duración de las ausencias laborales en principio no relacionadas con el trabajo, así como la influencia del género a la hora de dividir el trabajo, tanto doméstico como el remunerado, son cuestiones que requieren una atención especial para poder entender su efecto y mejorar la gestión del llamado “absentismo” laboral. La importancia de este asunto se acrecienta en el clima actual de inestabilidad económica, en el que las condiciones laborales sufren cambios que pueden afectar negativamente a la salud.
Referencia bibliográfica:
Murcia López G, Delclós Clanchet J, Ubalde López M, Calvo Bonacho E, Benavides FG. Has the Spanish economic crisis affected the duration of sickness absence episodes? Social Science & Medicine Volume 160, July 2016. doi:10.1016/j.socscimed.2016.05.009
M Marta Arcas, George L Delclos, Isabel Torá-Rocamora, José Miguel Martínez, Fernando G Benavides. Gender differences in the duration of non-work-related sickness absence episodes due to musculoskeletal disorders. Journal of Epidemiology and Community Health, May 2016. doi:10.1136/jech-2014-204331