Un estudio realizado por investigadores del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales y de la Universidad Autónoma de Barcelona demuestra que muchas poblaciones de pinos de la península Ibérica se encuentran en regresión. La expansión de los encinares está dificultando la germinación y establecimiento de nuevos individuos de cinco especies diferentes de pinos.
Según un nuevo estudio publicado en la revista Global Ecology and Biogeography por expertos del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales y de la Universidad Autónoma de Barcelona, los encinares se están expandiendo en amplias zonas y están colonizando el sotobosque de pinares de diferentes especies. Este estrato denso de encinas y robles dificulta el establecimiento y el crecimiento de los plantones de pino de la mayoría de bosques de la península ibérica.
El estudio cuantifica que las dificultades en la germinación y establecimiento de nuevos pinos afectan ya al 63% de los pinares de la península en especies como el pino carrasco, el pino piñonero, el pino albar, pino laricio y el pino rodeno.
Las tendencias más negativas se han detectado en los pinares de montaña, en especies como el pino albar y el pino laricio. Los autores del estudio relacionan la expansión de los encinares con el abandono de la explotación y la gestión forestal que ha vivido la península durante las últimas décadas.
Los pinares y el impacto del cambio climático
El estudio dibuja un escenario futuro muy poco favorable para algunas especies de pino de montaña, como el pino albar y el pino laricio. Estas especies de pino, se verían afectadas negativamente tanto por la expansión de los encinares como por el incremento de sequías e incendios asociado al cambio climático.
El estudio demuestra que los incendios y las sequías tienen un efecto negativo sobre el establecimiento de los bosques de pinos no adaptados al fuego, como son el pino laricio y el pino albar. El cambio climático puede conllevar más cambios en la distribución de los encinares, expandiendo su distribución en zonas más altas y frías o limitando su éxito en zonas muy secas.
El trabajo destaca además que la expansión de los encinares con el cambio climático puede ser un factor clave en la regresión de muchas poblaciones de pino de la península en las próximas décadas.