Investigadores del Instituto de Investigación Vall d’Hebron han demostrado que la distensión abdominal se produce por una maniobra muscular voluntaria: el tórax se hincha, se contrae el diafragma y se relaja la pared abdominal anterior. El hallazgo permitirá diseñar tratamientos basados en técnicas de respiración y musculación para reeducar a los pacientes.
Investigadores del grupo de Fisiología y Fisiopatología Digestiva del Instituto de Investigación Vall d’Hebron (VHIR), liderados por Fernando Azpiroz, han demostrado que la distensión abdominal puede evitarse corrigiendo la respiración y la postura, ya que está causada por una serie de movimientos musculares voluntarios.
El estudio, recientemente publicado en Gastroenterology, cierra la última fase de los 15 años de investigación que han sido necesarios para demostrar que detrás de la hinchazón del vientre no están ni los gases, ni el contenido del abdomen.
Para ello, el equipo del VHIR realizó un estudio prospectivo en 45 pacientes con enfermedades funcionales intestinales y episodios de distensión abdominal. Todos los pacientes acudieron al hospital en momentos con hinchazón y momentos sin ningún síntoma.
“Después de hacer un TAC abdominal, para ver la forma del abdomen, y una electromiografía, para comprobar la actividad muscular, vimos que los pacientes con distensión desencadenan una maniobra que empieza con un hinchazón del tórax y conduce a una bajada del diafragma y una protusión de la pared abdominal anterior”, explica Azpiroz.
Al constatar que se trataba de un problema muscular, los investigadores impartieron a los pacientes entre una y tres sesiones de formación en las que les enseñaron a revertir la situación, relajando los intercostales y el diafragma, y contrayendo la pared abdominal anterior. Como resultado, los pacientes lograron eliminar la hinchazón del vientre, reduciendo la actividad de los músculos intercostales y el diafragma.
Tanto para el diagnóstico como para las sesiones de formación, el investigador asegura que utilizaron “un sistema muy sofisticado, preciso y costoso, con el que nosotros pudimos seguir todas las variables, y los pacientes ver la reacción de sus músculos”.
Confirmar los resultados
Con estas palabras, Azpiroz insiste en que además de la necesidad de confirmar el ensayo en una muestra mayor de pacientes, todavía queda trabajo por hacer para validar el sistema, simplificarlo y poder trasladarlo a la práctica clínica.
En cualquier caso, el tratamiento experimental ha demostrado que la distensión abdominal está bajo control voluntario y se puede revertir. El hallazgo desvela también por qué los pacientes con hinchazón abdominal suelen sentir que les falta el aire, ya que tienen el tórax oprimido y eso les dificulta la respiración.
La distensión abdominal es uno de los principales síntomas de las enfermedades funcionales del intestino, como el intestino irritable, la pesadez abdominal y la dispepsia funcional, y está detrás de cerca del 40% de las consultas en gastroenterología.
Los investigadores del VHIR observaron hace más de cinco años este cambio muscular, después de comprobar que en los pacientes con distensión, tanto el volumen de gas en el intestino como el volumen total de las vísceras en la cavidad abdominal presentan un aumento pequeño que por sí solo no justifica la distensión.
Referencia bibliográfica:
Barba, Elizabeth, Emanuel Burri, Anna Accarino, Daniel Cisternas, Sergi Quiroga, Eva Monclus, Isabel Navazo, Juan-R. Malagelada, and Fernando Azpiroz. Abdomino-Thoracic Mechanisms of Functional Abdominal Distension And Correction by Biofeedback. Gastroenterology. doi:10.1053/j.gastro.2014.12.006.