El estudio se publica en la revista ‘Science of the Total Environment’

La merluza gallega produce un impacto ambiental menor que la que se pesca en el Gran Sol

Un estudio de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) revela los datos de las emisiones de gases de efecto invernadero de la actividad pesquera de Galicia por especies y técnicas de pesca. Según sus estimaciones, la huella de carbono para esta actividad es de 888,620 toneladas por año. Por especies, las que se recogen en alta mar son las que contaminan más.

La merluza gallega produce un impacto ambiental menor que la que se pesca en el Gran Sol
Las flotas pesqueras de altura y gran altura cuentan con huellas de carbono totales superiores a aquellas calculadas para la flota de bajura. Imagen: Jose Luis Cernadas.

“En principio, el estudio surgió para analizar la huella de CO2 de varios productos pesqueros como la sardina o la merluza –especies representativas del sector en Galicia –. Pero visto el alto número de barcos que pudimos inventariar y analizar, finalmente realizamos una investigación más ambiciosa hasta examinar de forma integrada todas las flotas pesqueras de Galicia y estimamos el total de emisiones para un año”, declara a SINC Ian Vázquez-Rowe, coautor del trabajo e investigador de la USC.

Los investigadores hicieron un seguimiento de los barcos de pesca de altura, bajura y de la acuicultura gallega en 2009. El trabajo se llevó a cabo en dos fases. En primer lugar, los investigadores se pusieron directamente en contacto con las cofradías de pescadores para que les enviaran la información requerida y, en una segunda fase, hicieron salidas de campo directas para incrementar el número de datos.

“Cogimos muestras representativas de las distintas flotas pesqueras como son el palangre y el arrastre. Asimismo, para ciertos datos también nos pusimos en contacto con astillero y con proveedores de ciertos materiales como los de refrigerantes”, apunta el experto.

Recibieron un alto porcentaje de respuesta –superior al 80%– y analizaron cerca de un tercio de los barcos por tipo de flota pesquera, para llegar al dato global de carbono por flota. Según sus resultados, los barcos que faenan en la costa consumen menos diesel por tonelada capturada que los de altura y gran altura.

Por otro lado, también se observan diferencias significativas según el arte de pesca. “Los barcos de gran altura que van al Índico o al Pacífico, por ser barcos de cerco, consumen menos diesel y otras sustancias que producen efectos de cambio climático. Sin embargo, la mayoría de los barcos de altura que se analizaron en Gran Sol, que eran de arrastre, tienen una intensidad energética mucho mayor por las características de este tipo de pesca”, afirma Vázquez Rowe.

La especie de pez también influye

Para los investigadores, las principales causas de impacto ambiental en la pesca son la distancia y el arte de pesca, y factores más operacionales en último lugar. Pero además, al analizar las flotas encontraron diferencias según la especie de pez.

“Un caso muy interesante es el de la merluza, porque se pesca en infinidad de caladeros. Es un tipo de pez que se consume en España por excelencia y, según nuestra investigación, la pescadilla que se pesca en la costa gallega produce un impacto ambiental de cambio climático menor que cuando se captura en el Gran Sol. Sin embargo, el arte de pesca –que es el arrastre – es el mismo. Ocurre lo mismo en el caladero de Mauritania”, señala el investigador.

El valor económico de las especies hace, además, que en la costa gallega se pesquen especies como la sardina, el jurel y la caballa que en otros caladeros extra comunitarios no se pescan. Vázquez Rowe indica que “simplemente se descargan”, como en el caso del caladero mauritano, donde les consta que los barcos tienen capturas de jurel “significativas” y se devuelven al mar.

“Es necesario aumentar el esfuerzo para proporcionar datos sólidos sobre las emisiones de efecto invernadero. Además, el cambio progresivo hacia nuevos tipos de refrigeración que contaminen menos debe completarse el 01 de enero 2015, cuando el uso de del gas refrigerante R-22 quede totalmente prohibido. Este hecho puede generar cambios importantes en la contribución de estos refrigerantes a las emisiones globales de las flotas pesqueras europeas”, concluye el estudio.

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Referencia bibliográfica:

Diego Iribarren, Ian Vázquez-Rowe, Almudena Hospido, María Teresa Moreira, Gumersindo Feijoo. “Updating the carbon footprint of the Galician fishing activity (NW Spain)”, Science of the Total Environment 409: 1609–1611, 2011.

Fuente: SINC
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