La población de América del Sur creció sin límites hace 5.000 años

Sudamérica fue el último continente en ser colonizado por los humanos, y también donde se produjo la mayor extinción de megafauna del Pleistoceno. A pesar de ser crucial en la prehistoria, poco se sabía sobre la expansión humana. Un nuevo estudio confirma que el crecimiento de la población del continente sucedió en dos fases. La más reciente –hace más de 5.000 años– muestra un patrón similar al desarrollo ilimitado de las poblaciones actuales.

La población de América del Sur creció sin límites hace 5.000 años
Paisajes cerca de Cusco en Perú. / Amy Goldberg

Hace entre 30.000 y 15.000 años varios grupos de humanos cruzaron el ‘puente’ helado que en ese momento conectaba Asia y Alaska. Estos primeros americanos, descendientes de siberianos ancestrales, llegaron hace unos 14.500 años a Sudamérica a través de Panamá o lo largo de la costa occidental del continente. Sin embargo, hasta ahora, las dinámicas de la colonización humana en esta zona del mundo seguían siendo un misterio.

“En la primera fase hubo ciclos de auge y caída: la población humana creció, pero agotó los recursos disponibles y saturó el ecosistema local”, subraya

Investigadores de la Universidad de Stanford (EE UU) han logrado reconstruir la historia del crecimiento de la población sudamericana gracias a la recopilación de una base de datos procedente de 1.147 yacimientos arqueológicos con 5.464 dataciones por radiocarbono. Según su análisis, América del Sur se pobló en dos fases: hace entre 14.000 y 5.500 años, y entre 5.500 y 2.000 años.

“La primera fase de crecimiento logístico –mediado por la disponibilidad de recursos– se caracterizó por una rápida expansión en todo el continente, seguido de un estancamiento a medida que los humanos agotaron los recursos locales”, señala a Sinc Amy Goldberg, primera autora del estudio que se publica en Nature.

Según Goldberg, este comportamiento humano hace entre 14.000 y 5.500 años es similar al de otras especies, desde bacterias hasta plantas, aves y mamíferos que invaden un nuevo entorno. Durante 8.000 años su población fue pequeña, pero se expandió muy rápidamente. “En esta fase hubo ciclos de auge y caída: la población humana creció, pero agotaron los recursos disponibles y saturaron el ecosistema local”, subraya la investigadora. Esto llevó a un rápido colapso del tamaño de la población.

Esqueleto de un tipo de elefante llamado gonfotérido que una vez deambuló por Sudamérica. / Ryan Somma - Wikimedia Commons

Sin embargo, lo que ocurrió durante la segunda fase –hace entre 5.500 y 2.000 años– es exclusivamente humano. En ese momento las poblaciones se asentaron en sociedades estables y experimentaron un crecimiento exponencial, sin que el entorno les afectara, tal y como sucede en la actualidad, aunque ahora las poblaciones crecen aún más rápido.

“El segundo periodo permite rastrear los primeros pasos de nuestra masiva expansión hasta la historia reciente”, indica Goldberg. Según el estudio, en esta fase la población se triplicó, sobre todo en la costa del Pacífico: Perú, Chile y Ecuador.

Un patrón de crecimiento diferente

Este último patrón de colonización difiere de los de América del Norte, Europa y Australia. En la segunda fase, el crecimiento de la población se hizo posible por el auge de las sociedades sedentarias, más que por el aumento de la agricultura ocurrido hace unos 9.000 años en algunas regiones sudamericanas.

Ilustración antigua sobre cómo los humanos cazaban gliptodontos. / Heinrich Harder

La aparición de la agricultura, con cultivos y animales domesticados y en paralelo grandes asentamientos de sociedades, se produjo de forma independiente en muchos lugares del mundo en los últimos 12.000 años. En Europa, este periodo, llamado Neolítico, está muy bien documentado y estudiado.

“Se caracterizó por un único origen en Oriente Próximo con una expansión de la agricultura a un ritmo constante desde el este hasta el noroeste”, informa la científica.

Sin embargo, el proceso en América del Sur es notablemente diferente: no hay un único origen sino varios, por ejemplo cerca de las actuales Bolivia y Colombia, y la domesticación de plantas y animales se produjo miles de años antes de que las poblaciones se asentaran en muchas regiones.

“Fueron los grandes asentamientos, y no solo los recursos permanentes de alimentos, lo que permitió a los humanos conquistar su entorno y crecer sin límite”, recalca Goldberg. Según la bióloga, el crecimiento sin control no es una característica universal de nuestra historia. “Es en realidad bastante reciente”, concluye.

Referencia bibliográfica:

Amy Goldberg et al. “Post-invasion demography of prehistoric humans in South America” Nature 6 de abril de 2016 10.1038/nature17176

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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