Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y la Universidad Pública de Navarra han analizado los mecanismos y estrategias de integración de las carnes de vacuno de calidad en el sistema agroalimentario, y han profundizado en la respuesta del sector detallista ante estos productos.
Las denominaciones de origen (D.O.) y las Indicaciones Geográficas Protegidas (I.G.P.) pueden tener un papel relevante en el desarrollo rural de las zonas menos favorecidas. A través de ellas se trata de asociar una calidad superior con un origen geográfico, y que normalmente está relacionado con sistemas tradicionales de producción, de forma que, además de instrumentos en la política de calidad y de información al consumidor, se conviertan en instrumentos de la política de desarrollo rural, especialmente en las producciones ganaderas.
Sin embargo, una de las principales dificultades para el éxito de esta política se relaciona con la comercialización y con la elección del canal de distribución más adecuado. En este sentido el grupo de investigación Economía Agraria y Gestión de los Recursos Naturales, adscrito la Escuela Técnica Superior de Ingenieros agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid, ha realizado un análisis de las estrategias en el sector comercial para contribuir eficazmente al éxito de esta política.
Se estudiaron los factores que impulsan a los detallistas (el pequeño comercio minorista) a comercializar la carne con Indicaciones Geográficas Protegidas y en qué medida su comportamiento podría frenar o favorecer el éxito de la política de calidad. Este conocimiento puede contribuir también a establecer las características de la cadena de suministro de este tipo de carnes.
La asociación por parte de los consumidores entre establecimiento tradicional, Indicaciones Geográficas Protegidas y mayor calidad se enfrenta a la evolución del sistema agroalimentario, caracterizada por una progresiva concentración del sector detallista, que ha hecho fracasar en ocasiones las iniciativas de productores regionales de establecer marcas ligadas al origen. Esto se debe al mayor interés de las grandes superficies en apoyar sus propias marcas y que plantea además una posible competencia entre cadenas.
Una primera conclusión, derivada de este trabajo, es la importancia de la demanda en los procesos de integración de las carnes con Indicación Geográfica Protegida en el sistema agroalimentario. La satisfacción de esta demanda de los consumidores, que valoran la calidad certificada y la seguridad alimentaria, es el motivo principal que impulsa a los detallistas a vender este producto, asociado principalmente con una mayor calidad.
Aunque el origen geográfico o la denominación de origen no es uno de los atributos más valorados por los detallistas la importancia que éstos dan a beneficiarse de una imagen de marca, en este caso una marca colectiva de carácter público, y que les permite satisfacer los deseos de los consumidores con un producto diferenciado territorialmente, es alta. Y es significativo que en la medida que los detallistas piensan que los consumidores valoran el origen geográfico como atributo de este tipo de carne, muestran mayor predisposición a vender el producto, adaptándose a estas preferencias.
Esto demuestra el potencial y la eficacia de asociar origen geográfico y productos de calidad certificada como medio de apoyar su comercialización.
En relación a la integración de la carne con Indicación Geográfica Protegida en la cadena de suministro de carne de vacuno se clarificaron varias cuestiones. La primera consecuencia es el papel de la marca colectiva como instrumento de transmisión de información a lo largo de la cadena de suministro. De esta forma se sustituyen otros mecanismos tradicionales de garantía de calidad, como las relaciones de confianza y de conocimiento directo que se pierden al aumentar la distancia entre las zonas de producción y de consumo o los mecanismos de coordinación vertical, necesarios en otros procesos de diferenciación de la producción, como las marcas privadas.
También destaca la importancia que estos productos tienen para la gran distribución. En este sentido, no se puede hablar de competencia entre cadenas ni de mayor adaptación de los canales cortos sino de integración de las carnes con indicación geográfica simultáneamente en las estrategias de la gran distribución y de los comercios tradicionales.
En definitiva, la actitud positiva que muestra el sector detallista, particularmente el localizado fuera de las zonas de producción, hacia las carnes amparadas con indicación geográfica no parece que constituya un freno a que estos instrumentos sean eficaces dentro de una política de desarrollo basada en la valorización de los productos locales.
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Referencia bibliográfica:
Bardají I., Iraizoz B., Rapún M.,“Protected geographical indications and integration into the Agribusiness system”, Agribusiness. Vol 25(2) 198-214, 2009.