Las almendras, ricas en vitamina E y otros minerales, tienen otros beneficios para la salud como el de reducir el colesterol. Ahora, un nuevo estudio publicado por el Instituto de Investigaciones Alimentarias de Reino Unido (IFR por sus siglas en inglés) ha identificado propiedades prebióticas potenciales de las almendras, que podrían mejorar la salud digestiva aumentando los niveles de bacterias intestinales beneficiosas.
Nuestro sistema digestivo posee grandes poblaciones de bacterias que viven en el colon. Los prebióticos son partes no digeribles de los alimentos que pueden usar estas bacterias para estimular su crecimiento y actividad. Pero para que los prebióticos consigan estimular el crecimiento de estas bacterias, tienen que ser capaces de atravesar la parte superior del intestino sin ser digeridos ni absorbidos por el organismo.
Estas bacterias ‘buenas’ forman parte de las defensas de nuestro organismo contra las bacterias perjudiciales, interviniendo en el desarrollo del sistema inmunitario del organismo. El estudio, publicado en Applied and Environmental Microbiology, muestra el efecto potencial de estos compuestos porque aún no se ha realizado el análisis en humanos.
Así, los científicos del IFR utilizaron por primera vez el ‘Model Gut’, un simulador físico y bioquímico del tracto gastrointestinal que somete a las almendras a las mismas condiciones del estómago e intestino delgado. Los investigadores añadieron las almendras digeridas a un sistema in vitro para imitar la fermentación bacteriana en el intestino grueso y controlar sus efectos sobre las poblaciones de bacterias intestinales.
El estudio demostró que las almendras finamente molidas aumentaban significativamente las concentraciones de determinadas bacterias intestinales beneficiosas. Este efecto no se observaba cuando el contenido graso se eliminaba de la preparación de almendras, lo que sugiere que las bacterias beneficiosas usan los lípidos de las almendras para el crecimiento y de ahí el efecto prebiótico de las almendras.
Estudios previos han demostrado que la cantidad de lípidos disponibles se ve reducida si las almendras no se procesan, por ejemplo, moliéndolas como sucede en este estudio, o masticándolas. El tiempo que permanece la almendra en el sistema digestivo también afecta a la cantidad de lípidos y proteínas disponibles.
Los expertos subrayan la necesidad de analizar de forma más detallada la digestibilidad de las almendras y comprobar el efecto prebiótico de los lípidos de las almendras en voluntarios humanos.
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Referencia bibliográfica:
G. Mandalari, C. Nueno-Palop, G. Bisignano, M. S.J. Wickham, A. Narbad. “Investigation of the potential prebiotic properties of almond (Amygdalus communis L.) seeds”. Applied and Environmental Microbiology JUL 2008.
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