Es común que los coros de las aves al amanecer hagan abrir los ojos a quienes viven en áreas residenciales de las ciudades. Un estudio de la Universidad de Sevilla muestra que este fenómeno es mutuo, es decir, que algunas aves urbanas –como el gorrión y el estornino negro–, adelantan su canto porque el ruido antropogénico las despierta.
Muchas especies animales viven en áreas urbanas donde encuentran condiciones ambientales alteradas. Dos de las alteraciones antrópicas más importantes en estas áreas son la luz artificial y el ruido del tráfico, que afectan potencialmente a la vida animal.
“Hasta el momento se habían hecho estudios sobre cómo afecta la luz artificial al canto de las aves, pero en nuestro estudio analizamos por primera vez cómo lo hace el ruido. Observamos que aves como el estornino negro (Sturnus unicolor) y el gorrión doméstico (Passer domesticus) adelantan su canto a horas más tempranas por este motivo”, explica a SINC Aída Arroyo, de la Universidad de Sevilla.
Los investigadores hicieron un experimento en las calles de Sevilla sobre los cambios en el ruido del tráfico durante la mañana en los hábitats ocupados por aves, para comprobar los niveles de las actividades humanas y las alteraciones en el tiempo de actividad del canto aviar.
“Fuimos unas tres horas antes del amanecer a estas calles, donde previamente habíamos grabado el ruido del tráfico de hora punta, y las expusimos a estas grabaciones mediante unos altavoces, con los que aumentamos el ruido ambiental a unos 65 decibelios aproximadamente. Así pudimos comprobar el efecto en el despertar de las aves, y lo comparamos con la hora de inicio habitual”, expone la investigadora.
Estudiaron la evolución del ruido del tráfico en un total de 12 calles de la ciudad andaluza, desde el amanecer hasta hora punta. En aquellas relativamente ruidosas –con niveles sonoros de alta amplitud basal desde horas tempranas– se produjo un adelanto temporal del ruido, con tráfico más continuo.
“En las aves que cantaban en momentos más precisos al amanecer, como el gorrión –entre una y dos horas antes–, y el estornino, –una hora antes del amanecer–hemos detectado ese adelanto. Las demás tienen un inicio más variable y más amplio”, concluye Arroyo. Entre 20 minutos y media hora es lo que se adelantó el canto de estas aves.
En las calles más silenciosas a primeras horas del día, que se combinan con picos de ruido de breve duración –producido por un flujo de tráfico discontinuo– seguidos por un fuerte aumento en los niveles de ruido a lo largo de la mañana, también se observó este adelanto, “lo que parece poner de manifiesto la alta receptividad a fluctuaciones en los factores ambientales antropogénicos, en este caso el ruido, de especies tan adaptadas a la vida en las ciudades como el gorrión”, asegura la experta.
Referencia bibliográfica:
Aída Arroyo Solís, Jesús Manuel Castillo Segura, Manuel Enrique Figueroa Clemente, Jose Luis López Sánchez y Hans Slabbekoorn. “Experimental evidence for an impact of anthropogenic noise on dawn chorus timing in urban birds” Journal of Avian Biology 44: 288–296, 2013. doi: 10.1111/j.1600-048X.2012.05796.x
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