Un estudio del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, del Hospital Universitario de Albacete y del Hospital Princess Margaret de Toronto (Canadá) ha analizado el beneficio relativo de los fármacos aprobados para el tratamiento de tumores sólidos en los últimos diez años. Los resultados concluyen que las terapias dirigidas ofrecen mejores resultados que la quimioterapia aunque el coste de las dos tipos de tratamientos es similar.
Por parte del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, los investigadores implicados en el estudio pertenecen al grupo de Atanasio Pandiella, que ha explicado a DiCYT los detalles del trabajo internacional. "Queríamos saber si la eficacia de los nuevos agentes de las terapias dirigidas era igual, menor o mayor que los fármacos quimioterapéuticos", señala. Además, una segunda cuestión era analizar el coste de cada una de las alternativas.
Las terapias dirigidas se basan en el reconocimiento de una característica celular del tumor concreta, de manera que pueden actuar específicamente contra las células tumorales. Por el contrario, la quimioterapia clásica actúa de forma inespecífica evitando la proliferación celular, de manera que puede dañar células sanas.
Entre enero de 2000 y julio de 2010, los investigadores estudiaron 48 ensayos clínicos realizados en pacientes adultos que sufrían algún tipo de tumor sólido en una fase muy avanzada. De estos ensayos salieron 25 nuevos compuestos aprobados por la FDA (Food and Drug Administration, la agencia del medicamento y la alimentación de Estados Unidos).
Los resultados fueron claros: "Los fármacos dirigidos tienen una eficacia superior a la quimioterapia, sobre todo cuando hay algún biomarcador que te indica que puede funcionar", explica Pandiella. Por lo tanto, es clave hallar un biomarcador, por ejemplo, un gen alterado en un grupo de pacientes que evoluciona de forma distinta al resto y que, por lo tanto, puede convertirse en diana terapéutica.
El mismo coste
En cuanto al valor económico de los tratamientos, el resultado fue "una sorpresa", asegura Pandiella, ya que tanto las terapias dirigidas como la quimioterapia cuestan unos 5.000 dólares al mes, a pesar de que en el caso de las primeras se puede avanzar más rápido en su desarrollo y requieren un número de pacientes menor para realizar la investigación.
Teniendo en cuenta todos los aspectos recogidos en este estudio de más de una década de duración, los científicos concluyen que el desarrollo de fármacos debería orientarse al descubrimiento de alteraciones moleculares sobre las que desarrollar fármacos específicos. Además, es importante encontrar biomarcadores para seleccionar correctamente a los pacientes que deben recibir cada tratamiento.
La aportación de los investigadores de Salamanca y Albacete se centró en el diseño del estudio y el posterior tratamiento estadístico de los datos, mientras que los ensayos clínicos fueron analizados por el Hospital Princess Margaret de Toronto, que cuenta con una gran experiencia en investigación con pacientes.