Los adolescentes más activos en su vida diaria presentan un menor porcentaje de grasa corporal, lo que conlleva un menor riesgo de sufrir patologías coronarias y metabólicas durante la edad adulta. Así se desprende del estudio realizado por miembros del grupo de investigación GENUD de la Universidad de Zaragoza, que han realizado el seguimiento de la actividad física realizada por 400 jóvenes zaragozanos a lo largo de nueve meses. El trabajo forma parte de una investigación realizada sobre una muestra total de 3.000 niños de diez ciudades europeas, dentro del proyecto europeo HELENA.
Una de las principales conclusiones de esta investigación, según Diego Moliner, profesor de la Facultad de Salud y Deportes de la Universidad de Zaragoza y miembro del grupo de investigación GENUD, es que los adolescentes deberían ser más activos en su vida cotidiana y que su actividad física no se limite únicamente a la práctica de deporte de forma puntual dos o tres días por semana.
De hecho, según el análisis de los datos recabados en el proyecto europeo, aquellos adolescentes que logran acumular diariamente más de 60 minutos de actividad física de intensidad moderada o intensa tienen una composición corporal más saludable.
Por tanto, una optima estrategia para prevenir la obesidad entre los jóvenes sería la de fomentar estrategias de actividad modera o intensa diaria, tal como destaca Diego Moliner. En su opinión, la adolescencia supone un momento crucial en el desarrollo de las personas, en el cual se adquieren muchos de los hábitos que van a condicionar el estilo de vida durante la edad adulta. Identificar las causas de la obesidad en edades tempranas va a permitir modificar los hábitos de conducta poco saludables antes de que sea demasiado tarde y conseguir una población adulta más saludable.
Gracias al uso de sofisticadas técnicas de valoración de la composición corporal (absorciometría dual de rayos X) y tras analizar mediante acelerometría la actividad física diaria que realizaban cerca de 400 adolescentes zaragozanos, el estudio pone de manifiesto la importancia de incrementar la cantidad de actividad física a diario a través de diferentes estrategias, como fomentar los desplazamientos a pie o en bicicleta al centro educativo, la práctica de actividades lúdicas al aire libre o la participación en actividades deportivas.
Además el estudio incide en la importancia de evitar hábitos sedentarios como los videojuegos, los ordenadores o la televisión, los cuales están directamente relacionados con un incremento en el riesgo de padecer obesidad y diferentes patologías cardiovasculares y metabólicas durante la edad adulta.
Los niños incluidos en el estudio fueron escogidos de forma aleatoria en 10 colegios de la ciudad de Zaragoza. Los únicos criterios de selección fueron la edad, que debía ser entre los 12.5 y los 17.5 años, no haber padecido ningún proceso infeccioso durante la semana anterior a la valoración y no participar simultáneamente en otro estudio.
Principalmente se valoró la actividad física y la composición corporal. Para valorar la actividad física, cada niño llevó durante una semana completa un acelerómetro que permite conocer la cantidad y la intensidad de la actividad física que realiza diariamente.
La composición corporal (porcentaje de grasa) se valoró con tres métodos distintos como son la absorciometría dual de rayos X, el Bod Pod y la antropometría (pliegues cutáneos y perímetro abdominal), lo que permitió valorar los resultados con otros estudios y comparar la eficacia de estos tres métodos.