Hace entre 11.000 y 6.000 años, los cazadores-recolectores europeos del Mesolítico experimentaron cambios climáticos que les obligaron a modificar el diseño de los microlitos, unas pequeñas herramientas de piedra, como puntas de flecha y púas, que se tallaban para cazar.
El aumento del nivel del mar, la sequía, los incendios forestales o incluso las migraciones de plantas y animales por el incremento de las temperaturas fueron fenómenos que los cazadores-recolectores europeos ya experimentaron durante el Mesolítico.
En esa época, que ocurrió hace entre 11.000 y 6.000 años, finalizó el último periodo glacial y, de manera progresiva, se implantó un clima templado y cálido que provocó no solo el aumento de la vegetación y la biodiversidad, sino también la inundación de zonas costeras debido al aumento del nivel del mar.
Una investigación, publicada en la revista PLoS ONE y liderada por Philippe Crombé de la Universidad de Gante (Bélgica), muestra cómo todos estos cambios climáticos quedaron reflejados en el diseño de las herramientas de piedra fabricadas en ese periodo por los cazadores-recolectores.
“En respuesta al rápido calentamiento del clima hace unos 11.500 años, los cazadores-recolectores a lo largo del Mar del Norte meridional (noroeste de Europa) se enfrentaron a cambios ambientales similares a los que nos encontramos hoy en día. Al estudiar el equipamiento de caza, se muestra cómo los humanos superaron estos cambios”, señala Crombé.
El investigador, único autor del trabajo, analizó los microlitos, unos artefactos líticos tallados por los seres humanos, utilizando un modelo bayesiano para comprobar cómo su diseño y uso cambiaba en relación a los cambios climáticos y ambientales.
Para ello, comparó 228 yacimientos datados por radiocarbono a lo largo de la costa del Mar del Norte con las diferentes formas de los microlitos (triángulos, crecientes, en forma de hoja, trapecios, etc.) encontrados en esos lugares.
Los resultados confirmaron que las formas de estos artefactos parecen estar vinculadas a eventos climáticos cortos (producidos entre uno y dos siglos) pero abruptos. Ejemplo de ello es que se introdujeron armas en forma de triángulo después de un evento de enfriamiento brusco en el Mesolítico temprano asociado con erosión e incendios forestales.
Un evento climático similar, 1.000 años después, coincidió con la aparición de pequeños microlitos laminares y otros retocados. Una nueva forma de trapecio en las puntas de flecha pareció reemplazar los utensilios más antiguos cuando se produjo un milenio más tarde un tercer evento de enfriamiento y sequía.
Además, la variación en las formas de las piedras fue, según el trabajo, mucho más compleja de lo que se pensaba hasta ahora. Crombé plantea la hipótesis de que los diseños se desarrollaran principalmente como un medio para diferenciar los grupos que vivían en la cuenca del Mar del Norte.
A medida que aumentaron los niveles del mar y los antiguos habitantes de la cuenca del Mar del Norte se vieron obligados a ocupar nuevas áreas, creció la territorialidad entre individuos que competían por los recursos. El uso de las piedras como símbolos pudo indicar a qué grupos pertenencia cada uno.
Referencia bibliográfica:
Crombé P. (2019) “Mesolithic projectile variability along the southern North Sea basin (NW Europe): Hunter-gatherer responses to repeated climate change at the beginning of the Holocene”. PLoS ONE 14(7): e0219094. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0219094