Los pacientes de Alzheimer se sienten “desanimados” porque no perciben avances en la investigación de su enfermedad. Los científicos aseguran que su lucha por descifrar los factores que causan esta patología neurodegenerativa no descansa. Todos ellos han compartido hoy mesa de debate en un encuentro organizado por la Fundación Alzheimer España.
“Los enfermos estamos desanimados y desmoralizados”, se ha lamentado Carlos Martín, paciente de Alzheimer desde hace casi tres años. En su opinión, la investigación en esta patología lleva 15 años, desde el desarrollo de los fármacos sintomáticos, “sin ningún avance significativo”.
Investigadores y pacientes se han reunido hoy en el III Encuentro Temático de La Fundación Alzheimer España. “Tenemos que acabar con la creencia de que no se estudia lo suficiente porque la comunidad investigadora no valora al anciano”, ha subrayado Cecilio Álamo, catedrático de Farmacología de la Universidad de Alcalá de Henares.
Sin embargo, los enfermos de Alzheimer se preguntan por qué cada vez hay más esperanza para los enfermos de cáncer que para ellos. “No se debe ver la investigación del cáncer como el enemigo que quita recursos al Alzheimer”, ha explicado Jorge Matías Guiu, jefe del servicio de Neurología del Hospital Universitario San Carlos.”La investigación hace avanzar a todas las enfermedades”.
Además del sexo del paciente, la edad, los factores ambientales, los traumatismos o las infecciones víricas o bacterianas, los expertos coinciden en que hay redoblar esfuerzos en el estudio de los marcadores biológicos del Alzheimer, para poder detectarlo a tiempo.
“Si no se avanza en el mecanismo molecular de inicio de la enfermedad, los avances son complicados”, ha señalado José Antonio López Guerrero, director de cultura científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa.
Triple barrera de obstáculos
Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la investigación del Alzheimer es su difícil estudio en animales, porque se trata de una enfermedad básicamente humana. “La hemos creado en animales a través de formas genéticas”, ha detallado Matías Guiu, pero estas formas genéticas sólo representan al 0,5% de pacientes.
El segundo obstáculo que deben superar los científicos es la barrera hematoencefálica, que protege al sistema nervioso central y también impide que algunos fármacos penetren en su interior. Los investigadores estudian el uso de técnicas invasivas y no invasivas, como son las alteraciones químicas de determinados fármacos, el diseño de nanopartículas o la administración intronasal.
Los ensayos clínicos representan el tercer obstáculo para que avance la investigación, por su complejidad y su elevado importe. “Son ensayos complejos pero no se puede avanzar de otra forma porque la metodología debe ser estricta”, ha recalcado Matías Guiu. “No queremos despertar falsas esperanzas”.