El sisón, un ave amenazada característica de medios agrarios abiertos, tiene un nivel de estrés fisiológico significativamente más alto durante el fin de semana que antes o después del mismo. Así lo demuestra un estudio realizado por investigadores españoles que ha analizado la reacción de esta ave ante la presencia del ser humano en ambientes cerealistas durante el invierno.
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad Autónoma de Madrid constatan en un trabajo, publicado en Behavioral Ecology, que durante los fines de semana el sisón común (Tetrax tetrax) se enfrenta a una mayor frecuencia de actividades humanas en las zonas agrícolas, incluida la presencia de cazadores, de paseantes y de ciclistas.
“Los animales pueden percibir al hombre como una amenaza o un posible depredador. Por ello, las actividades humanas que conlleven un contacto del hombre con la fauna silvestre pueden causar estrés fisiológico y cambios de comportamiento en ese entorno”, explica Beatriz Arroyo, investigadora del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, centro mixto del CSIC, la Universidad de Castilla‐La Mancha y la Junta de Comunidades de Castilla‐La Mancha.
Para medir el nivel de estrés que llegan a generar estas actividades, los investigadores analizaron una hormona –la corticosterona– presente en las heces de los sisones. Los resultados mostraron que el grado de estrés aumenta con la intensidad de las molestias, sobre todo las relacionadas con la caza, como son la densidad de cazadores o perros, o la frecuencia de tiros por minuto.
“También hemos observado que durante los fines de semana los sisones pasan más tiempo vigilando o volando, comportamientos que son típicamente anti‐predatorios. En cambio, tras el fin de semana, dedican más tiempo a comer, probablemente para recuperarse del gasto energético sufrido durante esos dos días”, comenta la experta.
Efectos negativos en el sisón
El trabajo advierte de que, aunque estas respuestas de comportamiento y fisiológicas permitan a los individuos hacer frente a situaciones estresantes, la exposición prolongada y repetida en el tiempo a estas molestias podría llegar a tener efectos negativos en las poblaciones de sisón, e incluso contrarrestar los resultados de programas de conservación.
“El reciente aumento de actividades lúdicas en medios naturales podría representar un problema para la conservación de esta y otras especies. Algunas medidas de gestión podrían ayudar a reducir el impacto de estas actividades, como por ejemplo la creación de refugios de caza con suficientes recursos alimenticios para las aves”, concluye Arroyo.
Referencia bibliográfica:
R. Tarjuelo, I. Barja, M.B. Morales, J. Traba, A. Benitez, F. Casas, B. Arroyo & F. Mougeot. “Effects of human activity on physiological and behavioral responses of an endangered steppe bird” Behavioral Ecology. DOI: 10.1093/beheco/arv016