Investigadores de la Universidad de Bath (Reino Unido) y del Museo de Historia Natural de Londres han analizado datos estadísticos de fósiles de los cuatro grupos principales de dinosaurios para verificar la exactitud con la que se ajustan a los árboles evolutivos. Según el estudio, la visión actual de los científicos sobre la evolución de estas criaturas es muy exacta.
Los biólogos evolutivos estudian de dos maneras la evolución de las plantas y los animales prehistóricos. Primero, utilizan técnicas de datación radiactiva para situar los fósiles en orden cronológico, con arreglo a la edad de las rocas en las que se han encontrado (estratigrafía); y segundo, observan y clasifican las características de los restos fosilizados según las relaciones entre ellos (morfología).
Matthew Wills, del Departamento de Biología y Bioquímica de la Universidad de Bath, Paul Barrett, del Museo de Historia Natural, y Julia Heathcote, del Birkbeck College (Londres) han descubierto que el registro fósil para los dinosaurios estudiados, desde los saurópodos gigantes hasta los carnívoros bípedos como el Tiranosaurio rex, encajan muy bien con el árbol evolutivo, por lo que el conocimiento de los científicos acerca de la evolución de los dinosaurios es “increíblemente” completo.
“Disponemos de dos líneas independientes de pruebas de la historia de la vida: el orden cronológico de los fósiles en las rocas, y los ‘árboles’ de relación evolutiva”, ha explicado Matthew Wills. “Cuando ambas relatan la misma historia, la explicación más plausible es que ambas reflejan la verdad. Cuando no coinciden, y el orden de los animales en el árbol está descompensado con el orden de las rocas, o bien se tiene un árbol evolutivo poco fiable, faltan muchos fósiles, o ambas cosas”, ha proseguido el investigador.
Según los biólogos, el estudio, que se ha publicado en el último número de Sytematic Biology, demuestra que “la correspondencia con los dinosaurios es sorprendentemente buena, lo que significa que podemos tener fe tanto en nuestra comprensión de su evolución, como en la relativa integridad de su registro fósil”.
Estudio del registro fósil
Los investigadores han estudiado los vacíos en el registro fósil, las denominadas ‘zonas fantasma’, en las que el árbol evolutivo indica que debería haber fósiles, pero que todavía no se han encontrado. Han trazado esos vacíos en el árbol evolutivo y han calculado la probabilidad estadística de encontrar la especie que cubre el vacío.
“Pueden producirse vacíos en el registro fósil por diversa razones. Solo una pequeña minoría de animales se conserva como fósiles, debido a que se necesitan unas condiciones geológicas excepcionales. Otros fósiles pueden ser difíciles de clasificar debido a que están incompletos, o simplemente todavía no se han encontrado”, ha señalado Wills.
Los investigadores han subrayado que determinar una fecha exacta para algunos fósiles puede también ser muy difícil por lo que la investigación ha considerado esta incertidumbre. Por ejemplo, el fósil más antiguo puede estar tan incompleto que sea imposible determinar con certeza a qué grupo pertenece, sobre todo en el caso de los fragmentos de huesos.
“Estamos entusiasmados por el hecho de que nuestros datos muestran una concordancia casi perfecta entre el árbol evolutivo y la antigüedad de los fósiles en las rocas. Y ese entusiasmo se debe a que esto confirma que el registro fósil ofrece un reflejo extraordinariamente preciso de cómo evolucionaron estos increíbles animales a lo largo del tiempo, y proporciona pistas sobre cómo evolucionaron las aves y los mamíferos a partir de ellos”, ha añadido Wills.
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Referencia bibliográfica:
Wills, M.A., Barrett, P.M. & Heathcote, J.F. “The Modified Gap Excess Ratio (GER) and the Stratigraphic Congruence of Dinosaur Phylogenies” Systematic Biology 57(6): 891–904 Diciembre 2008.