El análisis de los fósiles de un adulto y de dos ejemplares juveniles de tigres de dientes de sable, descubiertos juntos en Ecuador en los años 60, desvela sus secretos de familia. Estos félidos gigantes de la Edad de Hielo, que pudieron ser hermanos junto a su madre, crecieron con bastante rapidez, pero pudieron quedarse con su progenitora durante más tiempo que otros felinos antes de forjar su camino.
Un nuevo estudio, realizado por científicos del Royal Ontario Museum y la Universidad de Toronto, ambos en Canadá, documenta por primera vez los restos de un adulto y de dos juveniles de tigres dientes de sable (Smilodon fatalis), estos últimos de 132 y 141 kilos, respectivamente, cuyos fósiles fueron descubiertos en Ecuador en los años 60.
“Este estudio comenzó como una simple descripción de fósiles inéditos”, explica Ashley Reynolds, investigadora en el museo canadiense y autor principal del estudio publicado en la revista iScience. El trabajo se volvió más interesante cuando los científicos se dieron cuenta de que dos mandíbulas inferiores compartían un tipo de diente que solo se encuentra en el 5 % de la población de Smilodon fatalis.
Animados por este nuevo descubrimiento, los investigadores profundizaron y encontraron que, probablemente, tenían ante sus ojos a tres individuos relacionados: un tigre adulto y dos ‘adolescentes’. Además, pudieron determinar que los felinos más jóvenes tenían al menos dos años en el momento de su muerte, una edad a la que algunos grandes félidos modernos, como los tigres, ya son independientes.
Gran parte de los especímenes de tigres dientes de sable que se encuentran son recolectados en depósitos conocidos como “trampas para depredadores”, como el Rancho La Brea, situado en el corazón de Los Ángeles, California, donde los animales prehistóricos quedaron atrapados en pozos de alquitrán a lo largo de miles de años.
Mandíbulas inferior izquierda de los ejemplares hallados en Ecuador. / Ashley Reynolds © Museo Real de Ontario
El caso de los restos fósiles hallados en Ecuador es diferente porque la agrupación de los huesos parece derivar de un evento catastrófico de muerte masiva. A diferencia de las “trampas”, todos los animales encontrados murieron al mismo tiempo. Esto permite preservar una instantánea de un ecosistema, y los fósiles pueden proporcionar información nueva y única sobre el comportamiento de las especies extintas.
“La vida social de estos depredadores icónicos ha sido misteriosa, en parte porque sus fósiles dejan mucho lugar para la interpretación”, afirma Kevin Seymour, también del museo y coautor del estudio. “Este conjunto de fósiles de tigres dientes de sable de Ecuador se formó de una manera diferente, lo que nos permite determinar que los dos juveniles probablemente vivieron y murieron juntos, y por lo tanto probablemente eran hermanos”, continúa.
Los fósiles fueron recolectados en Coralito en 1961, por A. Gordon Edmund y Roy R. Lemon, ambos del Royal Ontario Museum, y se encontraban entre otros 4.000 restos de otros animales. Los científicos recogieron toneladas de sedimento empapado en alquitrán que luego se preparó en el museo.
“Estas colecciones de fama mundial recopiladas hace seis décadas se han estudiado durante años, y continúan produciendo nuevos conocimientos sobre la vida de estos animales extintos, lo que da cuenta de su importancia”, agrega David Evans, coautor del trabajo.
Referencia:
Reynolds, A.R., et al. 2021. “Smilodon fatalis siblings reveal life history in a saber-toothed cat”. iScience.