El análisis de los fósiles de un adulto y de dos ejemplares juveniles de tigres de dientes de sable, descubiertos juntos en Ecuador en los años 60, desvela sus secretos de familia. Estos félidos gigantes de la Edad de Hielo, que pudieron ser hermanos junto a su madre, crecieron con bastante rapidez, pero pudieron quedarse con su progenitora durante más tiempo que otros felinos antes de forjar su camino.