Una tesis defendida por la profesora Amaia Irazusta Astiazaran en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) analiza los hábitos de alimentación del alumnado universitario y su efecto en la salud de estos jóvenes.
Los hábitos de vida se desarrollan desde la infancia y comienzan a afianzarse en la adolescencia y la juventud. Diversos estudios han demostrado que existe una alta probabilidad de que los hábitos adquiridos a estas edades se mantengan en la edad adulta. Por todo ello, es muy importante conocer los hábitos de alimentación y el estado nutricional del alumnado universitario, dado que el acceso a la universidad puede suponer cambios importantes en el estilo de vida de estos jóvenes.
Sobre este tema gira la tesis doctoral que la profesora guipuzcoana Amaia Irazusta Astiazaran ha presentado en la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Su trabajo analiza los hábitos de alimentación de los universitarios y los efectos de dichos hábitos en la salud de estos jóvenes.
El trabajo doctoral titulado Unibertsitateko ikasleen elikadura-ohiturak eta bere eragina egungo eta etorkizuneko osasunean (Hábitos de alimentación del alumnado universitario y los efectos de dichos hábitos en su salud actual y futura) ha sido dirigido por los profesores Javier Gil y Fátima Ruiz, y ha obtenido la calificación de sobresaliente cum laude.
Amaia Irazusta Astiazaran es diplomada en Enfermería y licenciada en Antropología Social y Cultural por la Universidad del País Vasco, y actualmente imparte clases en la Escuela de Enfermería de Leioa.
En el estudio participaron 400 alumnos, chicos y chicas, de entre 18 y 25 años, seleccionados por sorteo. Todos eran estudiantes de los tres primeros cursos de las titulaciones impartidas en los centros del área de Leioa-Erandio del campus de Bizkaia de la UPV/EHU. Para la valoración nutricional se analizaron sus dietas registrando todo aquello que comían y bebían durante tres días, así como sus datos corporales (peso, altura, porcentaje de grasas...). Y para conocer el efecto de los hábitos de alimentación en su salud se tuvieron en cuenta los datos procedentes del análisis de las dietas, los niveles de obesidad y la tensión arterial del alumnado.
Los resultados indican que los cambios de alimentación son más evidentes en el grupo de las mujeres. Las alumnas aumentan el consumo de alimentos del grupo de las carnes, y, con ello, la ingesta de proteínas y colesterol. Además, las mujeres consumen también más patatas y cereales durante sus estudios universitarios. Entre los hombres también se observan cambios; así, disminuye entre éstos el consumo de alimentos del grupo de los embutidos y aumenta el consumo de bollería y grasas.
Este desequilibrio se refleja en el patrón de consumo de alimentos de los estudiantes. Por un lado, se observa que las dietas son pobres en patatas, cereales, verduras, frutas y legumbres; es decir, no consumen la suficiente cantidad de glúcidos, fibra y ácido fólico. Por otro lado, consumen en exceso aceites vegetales, carne, embutidos, dulces, snacks, bollería y grasas; esto es, alimentos ricos en lípidos y colesterol.
Si comparamos los hábitos de alimentación del alumnado con las recomendaciones nutricionales de las instituciones sanitarias para prevenir las enfermedades de mayor prevalencia en nuestra sociedad (enfermedades cardiovasculares y tumores), observamos que dichos hábitos se encuentran lejos de las recomendaciones.
Otro dato a resaltar es el que indica que el 30% de los estudiantes realiza la comida principal del día en el campus y la mitad de ellos comen de bocadillo.
Por otro lado, en esta investigación se ha confirmado el efecto beneficioso de la fruta y de los lácteos. Por una parte, aquellas mujeres que están dentro de los límites del peso recomendado consumen más fruta, y por lo tanto más fibra, que aquellas que tienen sobrepeso.
Por otra parte, se ha debatido largo y tendido sobre el efecto beneficioso o perjudicial de los lácteos en la salud. Mientras algunos estudios demuestran que el consumo de lácteos o calcio ayuda a prevenir la obesidad, otros estudios no confirman este extremo. En este sentido, esta investigación refuerza la hipótesis de que el consumo de estos alimentos es beneficioso para la prevención de la obesidad, dado que existe una correlación negativa entre el consumo de lácteos y la grasa corporal.
En lo relativo a los micronutrientes, a pesar de que las necesidades de la mayoría de vitaminas y minerales están cubiertas, se encuentran déficits importantes de vitamina D, ácido fólico y calcio entre el alumnado.
Estos resultados confirman que el alumnado se aleja cada vez más de las recomendaciones nutricionales de las instituciones sanitarias.