Dormir es una actividad crucial para los mamíferos y, como revela ahora un nuevo estudio, también para algunos reptiles. A través del análisis cerebral a dragones barbudos (Pogona vitticeps) se han observado dos etapas de sueño parecidas a las de otros animales, incluidos los humanos. Este hallazgo sugiere que la evolución en los sistemas de descanso se inició hace más de 300 millones de años.
La mayoría de los animales duermen o reposan pero, hasta ahora, se pensaba que solo los mamíferos y las aves compartían patrones como la fase REM, momento en el que los seres humanos tienen sueños o pesadillas. Gracias a un nuevo estudio, podemos añadir a un lagarto australiano a la lista de los dormilones.
El dragón barbudo (Pogona vitticeps) dedica entre seis y diez horas diarias a descansar. Un grupo de investigadores alemanes monitorizó su actividad cerebral durante este tiempo en busca de movimientos electrofisiológicos característicos del sueño: los de onda lenta (SW) y los rápidos movimientos del ojo (REM). Los resultados publicados hoy en Science confirman que estos reptiles pasaban por estas fases en periodos de 80 segundos.
"Entre los mamíferos, tiende a haber una relación directa entre el tamaño de los animales y la duración de cada ciclo de sueño. No sucede igual con los dragones barbudos”, declara a Sinc Gilles Laurent, uno de los autores del estudio. “Los patrones de estos lagartos son mucho más breves y con mayor frecuencia de lo que cabría esperar si tenemos en cuenta su tamaño”.
Mientras que los seres humanos duran en la fase REM más de una hora por cada ciclo, los gatos una media hora y las ratas 15 minutos, los dragones barbudos apenas aguantan 80 segundos en este estado. Durante todo el periodo de descanso estos animales repiten este patrón hasta 350 veces. “Quizás esa anomalía se deba a que la actividad neuronal se produjo en una zona del cerebro –la cresta dorsal anterior ventricular– distinta a la de los mamíferos –la corteza–”, aclara Laurent.
Los expertos señalan que los ciclos podrían verse afectados por la sangre fría de los reptiles. Como los lagartos pueden controlar su temperatura corporal, necesitarían tener su sistema nervioso activo durante más tiempo, reduciendo la duración de los impulsos, su velocidad y la transmisión sináptica entre neuronas.
“Nuestro estudio sugiere que los patrones de sueño empezaron a evolucionar para cada especie hace, al menos, 320 millones de años”, apunta el científico. La investigación aporta nuevos datos sobre los ancestros comunes de reptiles, aves y mamíferos: los amniotas.
Los amniotas son un grupo de vertebrados tetrápodos que habitaron la Tierra cuando ésta todavía no estaba dividida en continentes. Los científicos sugieren que los estados de reposo SW y REM evolucionaron de forma distinta para mamíferos, aves y reptiles pero que eran los mismos originariamente. A la luz de este hallazgo, los autores del estudio consideran que sería útil hacer análisis de sueño a anfibios y peces para saber si el patrón del sueño podría remontarse aún más en el tiempo.
“Por el momento, cómo y por qué empezó a evolucionar el sueño sigue siendo un misterio”, sentencia Gilles Laurent.
¿Los lagartos tienen pesadillas?
Este descubrimiento abre la puerta a nuevos estudios sobre si los animales pueden soñar. “El concepto de ‘sueño’ es algo vinculado únicamente a lo humano y algunas personas consideran que para ello es imprescindible tener conciencia”, explica Laurent.
Sin embargo, aunque aún no se sabe a ciencia cierta, los expertos creen que está afirmación no debe ser tan rotunda si se tiene en cuenta que estos fenómenos son el resultado de un proceso evolutivo muy lento y que no se conocen todos los factores que intervienen en la formación de los sueños.
“Si estamos dispuestos a aceptar que los bits de 'reproducción neuronal' en ciertas áreas del cerebro durante el sueño pueden ser llamados sueños, se podría afirmar que los lagartos tienen algo parecido a sueños”, concluye el científico.
Referencia bibliográfica:
M. Shein-Idelson, J.M. Ondracek, H.-P. Liaw, S. Reiter, G. Laurent. “Slow waves, sharp waves, ripples, and REM in sleeping dragons". Science. 28 de abril 2016.
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