Los loros grises se ayudan mutuamente para obtener comida

Un nuevo estudio demuestra por primera vez que los loros grises africanos cooperan sin esperar nada a cambio, especialmente cuando se conocen. Además, estas aves sabrían reconocer el momento en el que los otros ejemplares necesitan la ayuda para conseguir alimento, según los experimentos realizados.

Los loros grises se ayudan mutuamente para obtener comida
Un loro gris africano devuelve una ficha al investigador para obtener una recompensa. / Anastasia Krasheninnikova

Los humanos y otros grandes simios están dispuestos a ayudar a los demás, incluso cuando no se conocen entre ellos. Pero no son los únicos animales en hacerlo. Ahora, una nueva investigación, publicada en la revista Current Biology, muestra por primera vez que algunas aves –concretamente los loros grises africanos (Psittacus erithacus)– también se ayudan.

Los loros y cuervos son conocidos por tener grandes cerebros, en relación con el tamaño de su cuerpo, y por su habilidad para resolver problemas. Por eso, a veces se les considera ‘simios con plumas’, tal y como explican los autoras del trabajo. Sin embargo, estudios anteriores ya mostraron que, a pesar de su impresionante inteligencia social, los cuervos no se preocupan por ayudar a otros cuervos. Pero, ¿qué pasa con los loros?   

“Era sorprendente ver a los loros motivados por ayudar a otros, incluso si el otro individuo no era su amigo”

“Encontramos que los loros grises africanos ayudan de forma voluntaria y espontánea a los otros loros a alcanzar una meta, sin una recompensa inmediata para ellos mismos”, dice la autora del estudio Désirée Brucks, investigadora en la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich en Suiza.

Los loros compartían comida

Para llevar a cabo el estudio, los biólogos separaron a los loros grises (Psittacus erithacus) y guacamayos (Primolius Couloni) en dos compartimentos diferentes, uno al lado de otro y con un agujero entre ambos mediante el cual se podían comunicar. Todos los loros de este estudio se conocían de antemano, pues habían vivido juntos durante varios años en la Fundación Loro Parque en Tenerife antes del estudio.

Una persona se encargó de proporcionar varias fichas a uno de los loros para que las devolviera de nuevo, una a una, al investigador a cambio de un fruto seco. Así, los expertos observaron cómo un loro cedía algunas fichas al loro vecino para que también pudiera conseguir comida. Solo los loros grises africanos estaban dispuestos a hacerlo.

“Era sorprendente ver a los loros motivados por ayudar a otros, incluso si el otro individuo no era su amigo”, dice Auguste Von Bayern, investigadora del Instituto de Ornitología Max Planck (Alemania).

Las investigadoras se sorprendieron de que los loros ayudasen a sus compañeros desde el principio, sin esperar, aparentemente, una recompensa a cambio. “Después de repetir la sesión varias veces, se podían dar cuenta de que no recibían una compensación por dar las fichas a sus compañeros ya que ellos mismos podían ver cómo la recompensa [los frutos secos] se la estaban dando al loro que entregara la ficha”, dicen.

Brucks señala que lo importante es que los loros grises africanos parecían entender cuándo se necesitaba su ayuda. Cuando veían que el otro loro tenía una oportunidad de intercambio, pasaban una ficha. “De lo contrario, no lo hacían”, dice Brucks. 

Preferían ayudar a los amigos pero colaboraron también con los miembros menos conocidos del grupo

Una ayuda especial a los amigos

“Los loros transferían menos fichas cuando realizaban la prueba con una pareja menos 'querida' de su grupo. Preferían ayudar a los amigos, pero aun así ayudaron también a los miembros menos conocidos del grupo”, cuenta Brucks.

Además, los expertos descubrieron que si el primer participante transfería más fichas, el segundo le devolvería el favor y prestaría más fichas también.

Las investigadoras sugieren que la diferencia entre los guacamayos grises africanos y los guacamayos de cabeza azul puede estar relacionada con las diferencias en su organización social en la naturaleza.

A pesar de esas divergencias entre especies, los hallazgos muestran que el comportamiento de ayuda no es único de los humanos y de los grandes simios, sino que evolucionó también en las aves.

Queda por ver cuán extendida está la ayuda entre las 393 especies de loros y qué factores pueden haber llevado a su evolución. Las investigadoras dicen que se necesitan más estudios para investigar los mecanismos subyacentes de la conducta de cooperación de los loros. Por ejemplo, ¿cómo saben los loros cuándo uno de sus compañeros necesita ayuda? Y, ¿qué los motiva a responder?

Referencia bibliográfica:

Brucks, D y Von Batern, A. “Parrots Voluntarily Help Each Other to Obtain Food Rewards”. Current Biology. 9 de enero de 2019

Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons.
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