El estudio se publica en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’

Los pájaros cantores crían dos veces durante su migración

Un equipo de científicos canadienses y estadounidenses ha descubierto que cinco especies de pájaros cantores tienen una segunda estación de cría durante el ciclo de migración anual. Estas aves pasan el verano en las zonas templadas de América del Norte y los inviernos en los trópicos de América Central y del Sur, pero aprovechan su escala en el oeste de México para criar por segunda vez.

Los pájaros cantores crían dos veces durante su migración
Huevos de calandria café (Icterus spurius). Foto: Universidad de Washington / Museo Burke (EEUU).

Hasta ahora, los investigadores sabían que estas especies, que migran por la noche porque las estrellas les sirven de guía en su viaje y se encuentran con menos depredadores, criaban durante su estancia en las regiones templadas de Estados Unidos y Canadá. Los científicos norteamericanos revelan ahora que durante su migración hacia el sur las aves tienen una segunda estación de cría al oeste de México.

“Casi no se tenían noticias de aves migratorias que viajasen por la noche y que tuviesen una segunda estación de cría. Es una observación bastante especial”, afirma Sievert Rohwer, autor principal y catedrático emérito de biología de la Universidad de Washington (EEUU) y conservador de pájaros en el Museo Burke de Historia y Cultura Naturales (EEUU).

El estudio, que se publica hoy on line en Proceedings of the National Academy of Sciences, muestra la primera observación documentada de aves migratorias con doble cría en el hemisferio oeste, y “la primera del mundo en el caso de migraciones hacia el sur”, explica Rohwer junto a sus colegas del organismo canadiense Environment Canada, y de la Universidad de Queen (Canadá). Sólo se había observado la doble cría en dos especies de pájaros del hemisferio este durante su migración hacia el norte.

Las aves crían en vez de mudar las plumas

Durante los tres veranos consecutivos de 2005 a 2007 que duró el estudio, los científicos viajaron a los bosques de espinos de las tierras bajas de México occidental para estudiar y recoger pájaros cantores que hubiesen criado a sus polluelos en Estados Unidos y Canadá y que luego hubiesen migrado inmediatamente a México para pelechar, o mudar las plumas.

Los investigadores encontraron individuos de cinco especies que estaban criando y no mudando sus plumas: cucos piquigualdos (Coccyzus americanus), turpiales hortelanos (Icterus spurius), turpiales zapoteros (Icterus cucullatus), tarabillas americanas (Icteria virens), y vireos de Bassin (Vireo cassinii).

Las hembras de las cinco especies examinadas en julio tenían parches de incubación sin plumas (para transferir calor más eficazmente a los huevos), lo que indicaba que habían criado a principios de ese verano. En la zona de cría mexicana, había una ausencia absoluta de pollos, lo que indicaba que las hembras no habían criado en la zona de los bosques de espinos.

Durante su investigación, los investigadores encontraron nidos activos de dos de las especies, mientras los machos de las cinco especies cantaban, defendían sus territorios y protegían a las hembras, comportamientos asociados a la cría. Además, el análisis isotópico de los tejidos de los pájaros mostró que muchos habían llegado hacía poco al oeste de México desde zonas templadas situadas más al norte.

Una migración diferente por cada ave

“La observación es mucho más que una rareza del comportamiento de las aves. Los turpiales hortelanos podrían criar una primera nidada en las zonas del medio oeste y el centro de Estados Unidos, y una segunda en la costa occidental de México, aunque ambos grupos de crías tendrían la misma zona de invernada en América Central”, señala Rohwer. La pregunta es cómo encuentran el lugar correcto ambos grupos, ya que deben viajar en direcciones distintas.

En el caso del cuco piquigualdo, el ave era antes muy común en todo el oeste de Estados Unidos e incluso en zonas tan septentrionales como la región de Seattle, pero ahora rara vez se encuentra en la costa oeste. El motivo, la desaparición de sus hábitats estadounidenses.

Para Rohwer, el verdadero problema podría ser la transformación de los bosques de espinos del sur de Sonora y Sinaloa, Estados situados al noroeste de México, en regadíos industriales. “Esa pérdida de hábitat podría hacer que durante la segunda estación de cría no naciesen suficientes polluelos para mantener las poblaciones que antes había en la costa oeste de EEUU”, manifiesta el investigador.

“Resulta que muchas de esas aves migratorias, tanto las que mudan las plumas como las que acabamos de descubrir que vuelven a criar, dependen de los bosques de espinos de poca altitud, que se vuelven muy productivos durante el monzón”, añade Rohwer.

Los biólogos proponen que se presta más atención a los lugares de escala migratoria para la conservación de las aves.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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