Las personas pelirrojas y blancas de piel tienen mayor riesgo de melanoma, aunque no se expongan a los rayos ultravioleta. El descubrimiento, realizado en ratones y que publica esta semana la revista Nature, demuestra que la feomelanina, responsable de la pigmentación roja en el pelo, contribuye a la generación de este cáncer mediante un proceso de daño oxidativo.
La gente con piel blanca, pelo rojo y pecas tiene dificultad para broncearse y su piel es más vulnerable al sol que la de los morenos de piel dorada. Ahora, un grupo de investigadores estadounidenses ha descubierto que los pelirrojos poseen además mayor riesgo de desarrollar melanomas, incluso sin la acción de los rayos UV.
Según sus experimentos en ratones, el pigmento responsable del pelo rojo y la piel blanca contribuye por sí solo a la formación de cáncer de piel. Así, el fenotipo “pelo rojo/piel blanca” es producto de polimorfismos inactivados en el gen Mc1r –involucrado en la regulación del color de piel de los mamíferos–.
Este gen es el responsable de codificar un receptor de proteína que controla la producción de la pigmentación. Cuando la actividad en ese receptor es mínima, como sucede en las personas pelirrojas y de piel blanca, este produce el pigmento feomelanina –responsable del color rojo–, mientras que cuando su actividad aumenta, se estimula la producción de eumelanina, responsable de los colores negro o marrón.
Estudios anteriores ya demostraron que la feomelanina tiene poca capacidad para combatir los rayos ultravioleta en comparación con la eumelanina.
Sin embargo, y aunque nadie duda de la relación que existe entre la exposición a los rayos ultravioleta y el riesgo de sufrir un melanoma –tumor de las células pigmentarias–, varias observaciones ya confirmaron que existen otras circunstancias que podrían tener una función importante en la generación del cáncer de piel.
Ratones morenos, pelirrojos y albinos
Los científicos decidieron estudiar el papel de la pigmentación en el desarrollo de BRAFV600E, la oncoproteína más común en el melanoma. Para ello, utilizaron ratones seleccionados genéticamente que representaban las tres variantes de pigmentación: negro, rojo y albino.
En concreto generaron dos variantes de cada fenotipo, por lo que obtuvieron un total de seis ratones. En el caso de los roedores pelirrojos, estos tenían un fenotipo análogo al de las personas pelirrojas.
A continuación, los expertos introdujeron un sistema que permitiera la expresión de la oncoproteína BRAF en cada uno de los seis roedores. Los animales fueron observados en condiciones en las que no sufrieron la exposición a radiación ultravioleta. Pese a no haber introducido ninguna aberración genética en los ratones, “observamos una fuerte incidencia de melanomas invasivos en los roedores pelirrojos”, recoge el estudio.
Los resultados demostraron que mientras los ratones negros desarrollaban bajos niveles de melanoma, los roedores pelirrojos sufrieron una forma acelerada del melanoma. “Más del 50% de los ratones pelirrojos tuvieron tumores después de un año”, añaden los investigadores.
Además, según el nuevo trabajo, en los ratones albinos –que no tienen pigmentación de ningún tipo– tampoco se desarrollaba el melanoma, “lo que indica claramente que la feomelanina de los roedores pelirrojos tiene efectos cancerígenos”.
Los resultados de esta investigación muestran que pese al papel de los rayos ultravioleta en la formación de melanomas, es necesario diseñar futuras estrategias para disminuir ese riesgo en los individuos más susceptibles, como los pelirrojos.
Referencia bibliográfica:
Devarati Mitra et al. “An ultraviolet-radiation-independent pathway to melanoma carcinogenesis in the red hair/fair skin background”. Nature. doi:10.1038/nature11624. Vol. 491. 31 de octubre de 2012