El sincrotrón ALBA, localizado cerca de Barcelona, ha abierto una convocatoria de proyectos prioritaria para investigar la estructura del nuevo coronavirus y sus mecanismos de infección. Las ocho líneas de luz con las que cuenta este centro, inaugurado justo hace ahora 10 años, permiten analizar la materia a escala atómica y molecular.
El 22 de marzo de 2010 se inauguró en Cerdanyola del Vallès (Barcelona) el sincrotrón ALBA, una de las infraestructuras científicas más complejas construida en España. Desde entonces, su luz de sincrotrón ha servido para avanzar en campos tan diversos como biomedicina, ciencia de materiales, nanotecnología o arqueología.
Coincidiendo con su décimo aniversario, ALBA ha abierto una convocatoria de proyectos prioritaria para ayudar a la luchar contra el virus SARS-CoV-2, causante del actual brote de COVID-19. El centro pone al servicio de toda la comunidad científica su instrumentación, sus conocimientos y su personal especializado para contribuir a solucionar el desafío de la nueva pandemia.
Las técnicas de luz de sincrotrón son útiles, por ejemplo, para entender la estructura molecular de los coronavirus y sus mecanismos de infección de células sanas. Esto puede ayudar a avanzar en el conocimiento del patógeno y al desarrollo de vacunas y tratamientos.
Actualmente el sincrotrón ALBA dispone de ocho líneas de luz y cinco más están en fase de construcción, equipadas con técnicas capaces de analizar la materia a escala atómica y molecular gracias a la gran calidad de su luz sincrotrón (viaja por un acelerador de partículas de órbita cerrada).
Las distintas líneas de luz permiten usar múltiples técnicas basadas en la interacción de la luz de sincrotrón con las muestras que se estudian. De esta forma se pueden realizar estudios físico-químicos de superficies y materiales avanzados, incluidas sus propiedades electrónicas y magnéticas, así como analizar polímeros y materiales de interés biológico para aplicaciones en medicina o ciencias ambientales.
ALBA se inauguró en Cerdanyola del Vallès (Barcelona) en 2010. / Sincrotrón ALBA
Algunos ejemplos de las investigaciones realizadas en ALBA estos años son los estudios de nuevos materiales para baterías y dispositivos electrónicos; análisis de fármacos para enfermedades como la malaria, la hepatitis C, el cáncer o el alzheimer; el diseño de catalizadores o avances para la conservación de pinturas románicas. Otros experimentos que acoge sentarán las bases de nuestro futuro próximo en ámbitos como la espintrónica o las fuentes alternativas de energía.
También destaca el último proyecto aprobado recientemente de una nueva línea de luz, especialmente diseñada para realizar investigaciones no previstas en absoluto en el plan inicial del sincrotrón. Se trata de una línea en colaboración con la Agencia Espacial Europea para caracterizar con luz de sincrotrón los módulos de espejos que constituyen la óptica de rayos X del telescopio avanzado para astrofísica ATHENA.
El instrumento se enviará al espacio en el 2031. Detectará los rayos X de altas energías provenientes por ejemplo de los agujeros negros que engullen materia o de la formación de grupos de galaxias.
En total, ALBA ha prestado servicio a personal científico perteneciente a 1.850 instituciones y centros de investigación de 45 países distintos. El resultado ha sido la realización de más de 1.500 experimentos que han sido plasmados en unas 1.100 publicaciones en revistas especializadas.