Investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana participan en un trabajo que destaca la importancia de los Valles de los ríos Manzanares y Jarama en el estudio de la relación entre los grupos humanos anteriores a nuestra especie. Además, en estas localizaciones se encuentra una de las mayores concentraciones de restos de elefantes y mamuts de Europa.
Susana Rubio Jara y Joaquín Panera, arqueólogos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), han participado en un trabajo publicado en la revista Quaternary International en el que se revisan más de 40 yacimientos pleistocenos en el entorno de Madrid, en los valles del Manzanares y del Jarama, donde se encuentra una de las mayores concentraciones de restos de elefantes y mamuts de Europa.
El estudio de los restos de estos grandes mamíferos, desde el punto de vista tafonómico, ha permitido determinar que, mientras en Europa es mucho más elevado el número de yacimientos donde se documenta su aprovechamiento durante el Paleolítico Inferior, en estos valles madrileños son más frecuentes en el Paleolítico Medio.
“Esto indica que también para los neandertales que deambularon por los valles del Manzanares y Jarama los proboscídeos constituyeron un recurso esencial, e implica que grupos humanos con tecnologías líticas diferentes, achelenses y musterienses, explotaron este recurso animal de manera recurrente”, comenta Susana Rubio.
Un yacimiento en el centro de Madrid
Desde que a mediados del siglo XIX se documentaran restos de elefante y mamut asociados a piezas líticas en el cerro de San Isidro de Madrid (frente al antiguo estadio de fútbol Vicente Calderón), se han sucedido numerosos descubrimientos de estos grandes mamíferos en depósitos fluviales de los cursos medio y bajo de los valles de los ríos Manzanares y Jarama.
Como explica Susana Rubio, se trata de un área clave para el estudio de la relación entre grupos humanos anteriores a nuestra especie y proboscídeos. "Elefantes y mamuts son especies clave de los ecosistemas que frecuentan, sus senderos son utilizados por otros mamíferos, incluidos los homininos. Gracias a sus complejos mapas mentales, conocen la situación de fuentes de agua, recursos minerales y vegetales y sus variaciones anuales, lo que facilitaría a nuestros antepasados ocupar nuevos territorios”.
Referencia bibliográfica:
José Yravedra et al. "Hominis and proboscideans in the Lower and Middle Palaeolithic in the Central Iberian Peninsula", Quaternary International