Un estudio desarrollado en las UCI pediátricas vincula el nivel de varios biomarcadores con el riesgo de mortalidad. Los resultados revelan que un análisis de sangre realizado en las primeras horas tras el ingreso en cuidados intensivos pediátricos ayuda a pronosticar la gravedad de los niños.
Lograr un diagnóstico rápido y certero resulta vital en los casos en que un niño ingresa en un hospital con una enfermedad grave.
Por ello, investigadores de la Universidad de Oviedo, el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y el Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón de Madrid han avanzado en el proceso de validación en la práctica clínica de ciertos biomarcadores que alertan de un mayor riesgo de mortalidad en los niños ingresados en cuidados intensivos.
Las pruebas realizadas a más de 250 pacientes pediátricos ingresados en estado crítico han permitido demostrar que los niveles de cada uno de estos cuatro marcadores permiten establecer mejor el pronóstico y riesgo de mortalidad de los pequeños pacientes.
La revista Critical Care acaba de publicar las conclusiones del estudio desarrollado a lo largo de año y medio en las UCI pediátricas de ambos centros hospitalarios, coordinado por Corsino Rey, profesor del departamento de Medicina de la Universidad de Oviedo.
La posibilidad de detectar en las primeras horas de ingreso mediante biomarcadores a los pacientes con mayor riesgo de muerte puede resultar de gran utilidad para realizar una vigilancia exhaustiva y un tratamiento más intensivo que favorezca la recuperación de los mismos.
El trabajo ha constatado que la presencia de niveles elevados de ciertos indicadores en niños en estado crítico alerta sobre un mayor riesgo de mortalidad. Los facultativos han centrado sus análisis en cuatro biomarcadores: procalcitonina, pro-adrenomedulina, pro-endotelina y proteína C reactiva.
El siguiente paso en la investigación será analizar cómo repercute la evolución de los niveles de estos marcadores en el proceso de mejoría o empeoramiento del paciente.
Los facultativos establecen una serie de puntos de corte en la escala que les permiten determinar la gravedad de cada caso, lo que supone un apoyo clave para el manejo del paciente así como para transmitir una información adecuada a las familias.
Para los autores, la impresión actual –que debe ser confirmada en futuros estudios– es que cuando los niveles del marcador disminuyen la evolución será favorable, mientras que cuando se elevan el pronóstico empeora.
Gran experiencia en el diagnóstico
Hace más de una década que el equipo de Corsino Rey trabaja en el análisis de la procalcitonina como marcador para alertar de la existencia de una infección o una inflamación generalizada en el organismo.
Los investigadores de la Universidad de Oviedo fueron pioneros en la utilización de esta molécula como biomarcador para detectar con mayor facilidad los problemas relacionados con inflamación o infección.
En el caso de la pro-adrenodulina y pro-endotelina, ambas dan la voz de alarma sobre la existencia de algún problema en la cubierta interna de los vasos sanguíneos. Por su parte, la proteína C reactiva se utiliza como marcador de infecciones desde hace años en las UCI pediátricas.
Referencia bibliográfica:
Rey C, García-Hernández I, Concha A, Martínez-Camblor P, Botrán M, Medina A, Prieto B, López-Herce J. Pro-adrenomedullin, pro-endothelin-1, procalcitonin, C-reactive protein and mortality risk in critically ill children: a prospective study. Crit Care. 2013 Oct 16;17(5):R240
El trabajo se ha desarrollado con el apoyo de la Fundación Ernesto Sánchez Villares y la empresa Thermofisher-Brahms.